Economía

Presidenta de Schneider Electric: “Latinoamérica no tiene cultura de ahorrar energía”

Tania Cosentino,nos habló sobre lo que sucede con el ahorro de energía a nivel global: los europeos ahorran todo lo que pueden, los americanos no.

El nombre de Schneider Electric para muchos puede estar asociado a ampolletas o cosas eléctricas y la verdad es que sí, lo está. Pero más que en cuestiones triviales de una casa, Schneider tiene una visión muy importante en cuanto al uso de la energía y como el ahorro de esta permite transformar incluso la forma en que las empresas hacen negocios de forma más eficiente.

Sobre este tema conversamos con Tania Cosentino, Presidenta de Schneider Electric para Latinoamérica. La charla comenzó sobre economía digital pero luego se fue por otros rumbos respecto a lo atrás que está América en general en políticas de ahorro y como en Europa tienen una conciencia mucho mayor respecto a la forma de ayudar al planeta, seguramente dada por el hecho de haber arruinado muchos recursos naturales hace siglos.

FayerWayer: ¿Qué entienden ustedes por Economía Digital? ¿A qué nos referimos?

Tania Cosentino: Hoy en medio de una gran transformación, en todo el mundo, que está impactando a todas las compañías. Y ha venido de la mano de la evolución tecnológica. Nosotros hablamos de la convergencia entre las áreas operativas y de tecnologías de la información. Hasta hace poco estas dos funcionaban de forma muy separadas por la falta de confianza en las redes de Internet y Ethernet.

Pero hoy el avance tecnológico trae consigo más seguridad y robustez en las redes de y además por otro lado los costos de todo lo que es electrónico se ha reducido. Entonces la tecnología se hace más accesible para todos. Y además aparece la nube, que permite almacenar datos y datos a un costo mucho más accesible.

El potencial de la economía digital está en facilitar las condiciones para monitorear de manera mucho más precisa y mucho más eficiente lo que está pasando en una compañía y es aplicable a todo tipo de industria. Un término como Big Data puede sonar abstracto si se ve como un montón de datos pero para eso están los softwares analíticos, que toman esos datos, los agrupan según su relevancia y les dan valor para poder tomar decisiones.

El fin es ser más productivo gastando menos recursos.

FW: Todo esto que usted me explica se basa en conexiones a internet. Y aquí hay un tema importante que es la seguridad digital. Hoy funcionamos sobre redes que están rotas. ¿Cómo entonces se le da confianza a esa persona que tiene que vigilar un proceso importante para su empresa mediante una conexión a internet?

TC: Bueno, hoy hay estudios que dicen que el principal bloqueo para avanzar en la industria 4.0 está en la ciberseguridad. Entonces la preocupación es real, porque la tecnología ya está desde hace muchos años. En Schneider hace 20 años teníamos la visión de implementar redes ethernet a nivel industrial. Pero no era barata ni económico.

Existe actualmente un gran negocio que es el de la ciberseguridad. Se desarrollan protocolos y herramientas para proteger sistemas tanto a nivel de software como a nivel de hardware. Las vulnerabilidades siempre van a estar pero se pueden hacer cosas para reducirlas. Nosotros en Schneider tenemos un equipo dedicado solo a esto mediante auditorías y así medimos la solidez de los sistemas y de las redes.

Pero el problema más grande no son los equipamientos o los programas, son las personas. Somos nosotros los que ponemos fallamos cuando no respetamos los protocolos en las contraseñas o de protección de los datos, y así ponemos todo en riesgo. Ese es un problema que se puede atacar mejorando los sistemas pero también educando a los empleados.

FW: La principal preocupación que debieran tener muchas empresas tanto por la sustracción de datos como lo que cuestan esos datos en dinero…

TC: Y además está el control. Por ejemplo, toda la energía en Chile está controlada mediante una central. Viene un hacker, se mete y desconecta el país entero del sistema. Entonces no es solo robar datos, es tomar el control. Y por eso la ciberseguridad se hace una inversión tan importante que requiere soluciones cada vez más sofisticadas. Y nosotros debemos asegurar eso a nuestros clientes: que sus sistemas estén protegidos.

FW: Hablemos de eficiencia energética, ¿cómo ve usted el panorama en Latinoamérica?

TC: En la región hay un potencial increíble en energías renovables. Pero necesitamos avanzar, porque hace dos años firmamos el acuerdo de París, se confirmaron muchos compromisos y al final poco se hizo.

El problema es que nosotros no tenemos una cultura de ahorrar energía. Y antes de invertir en nuevas fuentes de energía, deberíamos pensar en ahorrarla. Lamentablemente, la cultura sudamericana es muy pobre en esto, porque algunos recursos energéticos en algunos países son gratuitos, pero de la misma forma, como son gratuitos, ¿para que preocuparse por ahorrar?

Y eso se traduce en que en algunos países o falta energía, o hay mala calidad de energía. Entonces lo primero sería desarrollar un impuesto verde para que las empresas entiendan que si no trabajan en la reducción de los gases invernaderos. Si yo como industria hago algo que afecte al planeta, tengo que pagar. Solo así se cambia la mentalidad. Y dependiendo de la fuente de energía, hay una relación directa con la emisión de gases de invernadero.

Chile ha hecho algo inteligente con estas políticas. Si yo soy una compañía y se que voy a tener que pagar igual, ¿qué hago? ¿No sería mejor poner ese dinero en reducir mis costos de producción y reducir las emisiones de carbono?

FW: ¿Cuál es su propuesta entonces?

TC: Hoy trabajamos con muchas empresas en ese sentido. La primera etapa es ahorrar energía y hay potencial para ello. La segunda etapa es añadir fuentes renovables o reemplazar los combustibles fósiles por renovables. Y de eso tenemos mucho para aprovechar gracias al viento y al sol. El problema es que no se almacena y ahí es donde hay que invertir. Chile en ese aspecto ha evolucionado bastante, pero se necesita seguir trabajando.

En Schneider creemos que el consumo de energía eléctrica se va a multiplicar por dos en el mundo. Eso será necesario para darle energía a las personas que no la tienen ahora. Y si no tienen energía no hay educación, no hay salud y por consecuencia, no hay desarrollo económico.

En Latinoamérica hay 34 millones de personas sin acceso a energía. Schneider tiene un programa dedicado a reducir la pobreza y el objetivo es darles acceso a energía limpia. Pero los gobiernos también debieran preocuparse más de eso. Que la energía sea eléctrica pero no de combustibles fósiles sino renovables.

FW: ¿Qué países del mundo están más avanzados en relación a su visión de eficiencia energética?

TC: En Europa definitivamente tienen un concepto de ahorro mucho más grande. El Medio Oriente también ha avanzado bastante y es curioso, porque ellos son grandes productores de petróleo. Pero hay inversiones muy grandes, con ciudades que se mantienen completamente sostenibles. Asia también se mueve y China tiene un gran compromiso para reemplazar sus energías fósiles por renovables. Se incentiva mucho a que la gente produzca su propia energía. La adopción de la tecnología se ha hecho rápido.

FW: ¿Y Estados Unidos?

TC: Bueno, mira lo que pasa con Donald Trump, que cree que porque hay una ola de frío entonces no hay calentamiento global. El gobierno central estadounidense no está interesado en apoyar las iniciativas climáticas, pero afortunadamente hay muchos gobiernos estatales que no siguen las políticas del presidente y tienen sus propios programas energéticos.

El problema con EE.UU. es que su consumo energético per capita es más grande que el de cualquier otro país. Eso tendría que traducirse en que su ahorro sea más grande, pero no lo es. Existe un ranking que mide el ahorro energético de cada país y que hoy es liderado por Alemania, mientras que Estados Unidos, Brasil y México están al final de los primeros 15 lugares.

FW: ¿Qué pasa con el resto de Sudamérica?

TC: Uff, ni siquiera aparecen en el ranking. Y es triste, porque el potencial de ahorro energético es enorme. Pero por ejemplo, Donald Trump cree que ahorrar energía implica reducir la calidad de vida de la gente. Y así es como se desperdicia comida, se desperdicia agua, etcétera.

En eso los europeos están mucho más avanzados. ¡Su cultura de preservación es mayor! Aunque claro, ya arruinaron el planeta antes, por lo que esto debe ser como un cargo de conciencia. En cambio, los americanos en general no cumplen ese perfil porque somos mucho más consumistas.

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