El cometa 3I/ATLAS, el tercer objeto interestelar detectado, continúa generando un intenso debate que trasciende la astrofísica tradicional. El objeto, que viaja a una velocidad muy alta, es de gran interés precisamente por su origen fuera de nuestro sistema solar.
En entrevista con Interferencia, el astrónomo Rodrigo Herrera (académico del Departamento de Astronomía de la U. de Concepción e investigador CATA), abordó la controversia sobre su posible origen tecnológico, desvinculándola de la especulación no científica.

¿Por qué el 3I/ATLAS encaja con una nave visitante?
Herrera respalda la hipótesis planteada por Avi Loeb de Harvard, señalando que el espíritu científico exige no descartar escenarios. El objeto cumple con el perfil de un visitante tecnológico que estaría entrando a nuestro sistema solar, destacando tres puntos cruciales:
- Origen Extra-Solar: El cometa se formó alrededor de otra estrella y fue expulsado de ese sistema. Su naturaleza no es local, lo que lo hace un “viaje interestelar” entre estrellas.
- Maniobra de Frenado: La inusual “cola invertida” (anti-cola) detectada al principio del tránsito del cometa podría ser una forma de desaceleración. Según el experto, en el escenario extraterrestre, este comportamiento podría interpretarse como una maniobra para “desacelerarse” y permanecer orbitando en nuestro sistema.
- El Perfil de un Visitante: Herrera concluye que si la humanidad fuera a ser visitada por una nave inteligente, se vería exactamente como un objeto que nuestros satélites detectarían al entrar a nuestro sistema con esas características y velocidad.

“Si es que hay vida extraterrestre, y algún día llegara una nave, se sentiría un poco como esto, como un objeto que está entrando, de ese tamaño, con ese tipo de velocidad... No es un escenario súper loco.”
— Rodrigo Herrera, U. de Concepción
El misterio de su tamaño desproporcionado
Otro factor que alimenta la especulación es la gran incertidumbre sobre las dimensiones del 3I/ATLAS.
Las mediciones varían desde 5 kilómetros hasta 60 kilómetros. Si el objeto se acerca al estimado superior de 60 kilómetros (basado en observaciones del telescopio James Webb), sería un cuerpo desproporcionadamente grande comparado con cualquier cometa conocido en nuestro sistema solar.

La alerta NASA: Interés y prioridad de observación
El académico confirmó que la activación de la “alerta de defensa” por parte de la NASA no es un aviso de que el objeto vaya a chocar contra la Tierra (lo cual está descartado), sino un mecanismo para darle prioridad a la observación.

Esta alerta asegura que observatorios de todo el mundo —incluyendo la red ATLAS que descubrió el objeto en Chile— realicen mediciones detalladas para obtener datos que permitan descartar o confirmar los múltiples escenarios que hoy están en juego, siendo el más dramático la hipótesis de un visitante tecnológico.


