La película de Naruto lleva desde 2015 corriendo por los pasillos de Hollywood con una cinta en la frente que dice “en desarrollo”. Hoy, la novedad es que no hay novedad clara: el equipo existe, el entusiasmo también, pero el calendario está más apretado que una bandana de la Aldea Oculta de la Hoja.
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Diez años de shuriken, poco celuloide
El proyecto nació en 2015 bajo el ala de Lionsgate y del productor Avi Arad (sí, el mismo de la era fundacional de Marvel Studios). La idea: adaptar el manga de Masashi Kishimoto con todas las de la ley shinobi.
En el camino hubo amagos, cambios de timón y reescrituras: Michael Gracey (The Greatest Showman) sonó como director, pero Destin Daniel Cretton (Shang-Chi) tomó la posta a inicios de 2024, fichando además como co-guionista.
A su lado, Tasha Huo (Tomb Raider: The Legend of Lara Croft) se sumó para coescribir con un borrador que, en teoría, quedaba listo en agosto de 2024.
“Ojalá tuviera más noticias”: el (sincero) parte de Tasha Huo
En una charla con ScreenRant, Huo fue clara: no hay anuncios que anunciar. Reconoce que la agenda de Cretton —empapada del UCM— complica los tiempos. Aun así, mantiene la ilusión (y eso no es poca cosa): cree en la adaptación y quiere verla despegar. Idea fuerza: hay equipo, hay ganas; falta ventana.
El “factor Cretton”: un Hokage con demasiadas misiones
Desde Shang-Chi, Cretton no ha soltado la batuta: planes para una secuela, cocreador y productor ejecutivo de Wonder Man (y director de sus dos primeros episodios), y ahora rodando Spider-Man: Brand New Day con estreno fijado para julio de 2026.
¿Traducción? Poco hueco para hacer sombra con el pelo parado y traje naranja. A futuro, si Secret Wars reconfigura el tablero Marvel y Wonder Man no pide más temporadas, podría abrirse el espacio que Naruto necesita. Condicional subrayado.
Kishimoto da su bendición (y eso importa)
Hay un punto a favor del proyecto: Kishimoto y Huo confían en el enfoque de Cretton. Lo ven como fan genuino del material original, un termómetro vital para no caer en el genjutsu de “adaptación de nombre, espíritu ausente”. Sin el corazón del manga, no hay jutsu que salve la película.
El efecto One Piece: lecciones desde alta mar
Con el éxito global del live action de Netflix para One Piece, Huo y Cretton tienen guía de campo: priorizar casting carismático, mundo verosímil sin traicionar la excentricidad del manga, y una estructura episódica que respire.
Naruto tiene su propio ADN, pero el mensaje es claro: respetar el tono, atinar con el humor, y no perder el hilo emocional de “ser reconocido por la aldea”.
¿Qué se sabe de verdad, sin clones?
- Estado del guion: hubo un borrador objetivo para agosto de 2024; su situación actual no es pública.
- Dirección: Cretton sigue vinculado, pero su calendario manda.
- Producción: Lionsgate y Avi Arad continúan asociados al plan.
- Tono y enfoque: con Kishimoto cercano y Huo a bordo, la brújula apunta a fidelidad con criterio.
- Fecha o rodaje: nada confirmado. Ni jutsu de invocación lo saca hoy del suelo.
El veredicto provisional: hype con cuerda floja
El live action de Naruto no está muerto, pero tampoco en marcha plena.
Es ese proyecto que todos quieren hacer bien y nadie quiere apurar (bien por eso), atrapado entre compromisos Marvel, calendarios blindados y la responsabilidad de no decepcionar a una de las fanbases más intensas del planeta.
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Si la puerta se abre en 2026 tras Spider-Man, la Aldea de la Hoja podría ver cámaras y claquetas. Hasta entonces: paciencia, ramen y esperanza. Mejor tardar y acertar, que estrenar sin chakra.

