Nadie le quita a Dragon Ball su lugar en el panteón del anime: aventuras eternas, personajes entrañables y peleas que prendieron a generaciones. Pero el tiempo pasa factura. Lo que en los 80 y 90 parecía inofensivo, en 2025 se ve con lentes nuevos, y eso deja a la vista momentos incómodos que “no envejecieron bien”.
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A continuación, un repaso —con cariño, pero sin filtro— por esos pasajes que hoy se sentirían fuera de lugar.
Bulma: genio científico… y blanco de chistes que hoy sobran
Bulma es motor narrativo y cerebro total: inventó el Radar del Dragón y resuelve problemas con ciencia cuando los puños no alcanzan. Sin embargo, la serie, sobre todo en sus inicios, la reduce a remates de humor sexualizado.
El Maestro Roshi y más tarde el Anciano Kai o el Maestro Zuno cruzan líneas que hoy incomodan, y peor aún, lo hacen cuando Bulma es menor en la etapa inicial. El talento de Bulma merecía respeto, no chistes de dudoso gusto.
Mr. Satán: el héroe que se colgó la medalla ajena
El Torneo de Cell introduce a Mr. Satán como caricatura de la fanfarronería. Cell lo tumba de un golpe, pero él se queda con el crédito mundial. Desde entonces, vive de una mentira rentable que eclipsa el sacrificio real de Gohan y compañía.
Es sátira, sí, pero el abuso de poder y la manipulación mediática que perpetra hoy se leerían con bastante menos indulgencia.
General Blue en Aldea Pingüino: el cruce que desentonó
El encuentro con Dr. Slump buscaba comedia meta, y salió… raro. Blue, villano armado y peligroso, protagoniza una secuencia “cariñosa” con el niño robot Obotchaman que, en 2025, no hace gracia y genera incomodidad.
Ni el redoblaje pudo salvar el tono: el resultado se siente desfasado y fuera de registro para el público actual.
Goku y el romance: la inocencia que ya no funciona como chiste
Goku es pura nobleza y artes marciales, pero su ignorancia sobre relaciones básicas —desde qué es un beso hasta cómo funciona un embarazo— se estira tanto que roza la caricatura hiriente.
El gag recurrente de “no entiende nada” le falta el respeto a su inteligencia y hoy cae más en cringe que en humor. El héroe más grande del shōnen merece un desarrollo emocional a la altura.
La ninja púrpura: cuando el slapstick rompe el clima
En la Torre Músculo, la pelea con la ninja púrpura se va a un registro de Looney Tunes. El exceso de gags, el chantaje torpe y los hábitos cuestionables del personaje vuelven la escena un tropezón tonal.
La comedia puede convivir con la acción, pero aquí le quita peso a la historia y deja un sabor raro visto desde hoy.
Desnudez “campestre” de Goku: natural para él, incómodo para todos
Criado en la montaña, Goku trivializa la desnudez y no ve problema en mostrarse tal cual. En GT, ya adulto en cuerpo infantil, se baña desnudo con su nieta Pan, generando vergüenza ajena más que ternura. El “es natural” no compensa el contexto y hoy la escena sería recortada sin dudar.
Gotenks vs. Super Buu: la broma que se pasó de hervor
La fusión prometía épica, pero Gotenks convierte la batalla en sketch: Ataque Kamikaze Fantasma Supremo, Misil Mortal Continuo, Voleibol Ultra Buu Buu… todo en clave payasa mientras el mundo se cae a pedazos.
El desbalance entre stakes y chanza resulta difícil de tragar para nuevas audiencias. (El debut de Great Saiyaman también divide, aunque ahí el guiño Super Sentai encaja mejor con el personaje).
Amar Dragon Ball no obliga a aplaudirlo todo. Al contrario: reconocer sus momentos polémicos ayuda a entender cómo cambian los estándares culturales.
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La saga sigue siendo monumental, pero hoy pediría ajustes: menos chiste barato, más cuidado con la representación y el tono. La nostalgia suma; el sentido crítico, también.