En el mundo del anime, pocas discusiones generan tantas chispas como comparar Dragon Ball Z con Dragon Ball Super. ¿Es solo nostalgia? ¿O realmente hay razones sólidas para considerar que Z sigue siendo la mejor versión de Goku y compañía? Si bien Super aporta novedades visuales y nuevas formas de poder, Z entrega alma, tensión narrativa y un Goku que sí crecía como personaje.
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Acompáñanos en este repaso con aroma a kamehameha clásico.
1. Las transformaciones en Z tenían peso (y emoción real)
En Dragon Ball Z, convertirse en Super Saiyan era un momento épico. La primera transformación de Goku en Namek, el estallido de Gohan al alcanzar el SSJ2 o el caos del SSJ3 eran eventos que se sentían merecidos y con consecuencias.
En Super, sin embargo, los cambios llegan casi por arte de magia. ¿Super Saiyan Dios? Ritual. ¿Super Saiyan Blue? Fuera de cámara. ¿Y el Ultra Instinto? Visualmente espectacular, sí, pero difícil de conectar emocionalmente.
2. Los villanos de Z siguen siendo los más icónicos
Raditz, Freezer, Cell y Majin Buu no solo eran poderosos, tenían carisma, historia y evolución. Cada uno empujaba a Goku y los suyos a nuevos límites.
Super ha tenido sus aciertos (hola, Zamasu), pero también ha reciclado en exceso: Freezer dorado, Cell Max o versiones remasterizadas de villanos antiguos. ¿Dónde está el nuevo antagonista que se quede en la memoria colectiva como lo hicieron los de Z?
3. Goku maduraba… antes de retroceder
En Z, vimos a Goku convertirse en padre, mentor y héroe universal. Aprendió sobre su pasado, aceptó su herencia Saiyan y formó discípulos como Gohan. Era un líder.
En Super, Goku vuelve a ser un niño grande. Su torpeza roza lo absurdo y su obsesión con las peleas muchas veces pone a todos en riesgo. ¿Dónde quedó ese guerrero sabio de Z?
4. La música y la animación de Z son legendarias
Vale, Super tiene momentos visuales espectaculares, especialmente en las películas. Pero su serie también fue criticada por capítulos con animaciones flojas y personajes deformados.
Y en el apartado musical… bueno, Z tiene Cha-La Head-Cha-La y We Gotta Power. Imposible de superar. Además, la banda sonora de Shunsuke Kikuchi sigue siendo parte del ADN de la saga.
5. Las Esferas del Dragón no eran una solución mágica para todo
En Z, los deseos con Shenron tenían límites. A veces no se podían revivir personas. Había reglas. En Super, las Super Dragon Balls hacen prácticamente cualquier cosa: reviven universos enteros, crean al ser más fuerte del cosmos… y se pierde todo sentido de urgencia.
6. Trunks del Futuro brilló más en Z
La llegada de Trunks del Futuro en Z es uno de los mejores giros de la saga. Traía un mensaje oscuro, una espada épica y una historia de redención brutal.
En Super, volvió… pero fue más decorado que protagonista. Su historia se desdibujó entre multiversos, espadas místicas que aparecen de la nada y soluciones de último minuto como Zeno borrando todo.
7. La muerte tenía peso real
La muerte en Z dolía. Las muertes de Piccoro, Krilin, Goku o Vegeta marcaron a los fans. Incluso sabiendo que podrían revivir, el drama era palpable.
En Super, morir es casi un trámite administrativo. Whis puede retroceder el tiempo, Shenlong puede revivir planetas y los stakes se sienten... flojitos.
Conclusión: Z no solo vive del recuerdo, vive de sus méritos
Dragon Ball Z no es mejor solo porque lo vimos de niños. Es mejor porque tenía narrativa, crecimiento emocional, reglas claras y momentos que definieron el anime shonen. Super es entretenimiento moderno, sí, pero muchas veces se siente como un fanservice desmedido sin la magia de antes.
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Así que, sí: Goku sigue volando más alto en Z.