One Piece está entrando en su arco final y, como cualquier fan veterano sabe, eso viene con emociones fuertes, teorías por doquier y una gran pregunta flotando en el aire: ¿cómo rayos va a terminar todo esto? Pero entre tanto hype, ha surgido una inquietud nada menor.
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¿Está Oda construyendo un final tan complicado que se verá forzado a resolverlo de forma apresurada, como hizo Naruto con Madara? Los paralelismos están empezando a notarse… y preocupan.
Dos gigantes del manga, un mismo dilema argumental
One Piece y Naruto son, sin duda, dos de los pilares más grandes del manga moderno. Ambos creados por autores admirados y admiradores mutuos: Eiichiro Oda y Masashi Kishimoto. Durante años, estos dos mangakas han intercambiado guiños, homenajes y estructuras narrativas que se retroalimentan.
Pero hay una lección que Kishimoto dejó pendiente, y que Oda parece estar tomando con demasiada inspiración: crear un villano tan poderoso que después nadie sabe cómo derrotarlo sin traicionar la lógica del propio mundo que construyeron.
Imu, el nuevo Madara: tan fuerte que da miedo (por los motivos equivocados)
En el capítulo 1163 de One Piece, finalmente vimos a Imu entrar al campo de batalla. Y no fue cualquier entrada.
El misterioso líder del Gobierno Mundial se enfrentó, sin despeinarse, a una alineación que parece sacada del salón de la fama pirata: Rocks D. Xebec, Gol D. Roger, Garp, Barbablanca, Big Mom y Kaido. Ninguno pudo hacerle ni un rasguño.
Sí, lo leíste bien. Ni un rasguño.
El problema no es que Imu sea fuerte. Es que parece invencible. Y cuando un personaje parece invencible, el autor tiene solo dos caminos: o rompe su propia lógica para derrotarlo, o introduce un nuevo recurso de la nada. ¿Te suena familiar?
Exacto: Madara Uchiha. Kishimoto terminó sacándolo de escena con una traición express y reemplazándolo con un enemigo aún más desconectado de la narrativa principal.
Luffy, ¿realmente puede con esto?
Mientras tanto, Luffy, con su nueva transformación como el dios del sol Nika, apenas puede lidiar con los Cinco Ancianos. No ha podido vencer fácilmente ni a un Almirante, y estamos hablando de que Rocks se paseó a varios. Si Oda no tiene una jugada maestra bajo la manga, la diferencia de poder se vuelve insalvable.
Claro, los fans tienen fe en Oda. Después de todo, ha demostrado una y otra vez que puede atar cabos y sorprender con giros brillantes. Pero el temor persiste: ¿terminará One Piece con un “truco” narrativo que eche a perder todo lo construido?
¿Repetirá Oda los errores de Kishimoto?
No todo está perdido. La diferencia está en que Oda, a diferencia de Kishimoto, aún tiene margen para planear con calma el cierre. Kishimoto, por presión editorial, se vio forzado a apresurar la conclusión de Naruto. Oda, en cambio, lleva años preparando el terreno.
Pero si sigue alimentando el poder de Imu sin darle un punto débil creíble, corre el riesgo de construir un enemigo tan invulnerable como Madara… y caer en la misma trampa.
Confiamos, pero vigilamos
La historia de los shonen nos ha enseñado que ningún final es sencillo. Pero los lectores esperan que One Piece, después de más de 25 años de aventuras, tenga un cierre a la altura de su leyenda. El capítulo 1163 ha encendido las alarmas, pero también ha puesto todas las fichas sobre la mesa.
¿Oda logrará evitar la maldición del “villano imposible”? Solo el tiempo —y los próximos capítulos— lo dirán.
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Por ahora, los fans siguen atentos, con una mezcla de entusiasmo y preocupación. Porque cuando se trata del Rey de los Piratas, hasta el más mínimo detalle puede cambiar el destino de toda la historia.