Dragon Ball ha hecho de los Saiyajin, Namekianos y androides los verdaderos pesos pesados del universo. Pero los humanos, pese a sus limitaciones biológicas, siempre encontraron formas de hacerse notar… al menos algunos.
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Porque por cada Krilin que resiste, hay un Mugley que da vergüenza ajena. Estos son los humanos que parecían tener potencial —o al menos algo de carisma— pero terminaron siendo grandes decepciones del multiverso de Toriyama.
Mugley: la derrota más absurda de Goku
Arrancamos fuerte. En Dragon Ball GT, Goku reducido a niño se enfrenta a Mugley, un nene que no sabe pelear pero usa las cosquillas como arma secreta (sí, leíste bien). Contra todo pronóstico (y sentido común), Mugley vence a Goku en el Torneo Mundial.
Más que una victoria, fue una cachetada a la dignidad del protagonista. GT tenía sus problemas... pero esto fue demasiado.
Ranfan: distracción > habilidad
La única luchadora femenina del 21º Torneo Mundial... y su estrategia es quitarse la ropa para distraer al oponente. ¡Vamos, Ranfan! No solo no lucha, sino que refuerza todos los estereotipos machistas de la época.
¿Lo peor? ¡Su truco casi funciona! Un personaje que pudo inspirar, pero que se quedó como simple chiste con patas.
Barry Kahn: actor, narcisista y... ¿rompehogares?
Este actor de Dragon Ball Super fue contratado para interpretar al Gran Saiyaman, pero terminó queriendo quitarle la esposa a Gohan. Con un plan de chantaje incluido. En lugar de aportar algo útil o divertido, Barry representa lo peor de la fama mal llevada. Videl ni se inmuta, pero nosotros sí: con pura decepción.
Maestro Shen: un maestro para el mal
Rival de Roshi, mentor de Ten y Chaoz… y corruptor de almas juveniles. Shen usa sus enseñanzas para convertir artistas marciales prometedores en asesinos. Pudo ser una figura sabia, pero eligió el camino de la oscuridad. Un humano con potencial… desperdiciado.
Ninja Púrpura: incompetencia + voyeurismo
Un ninja del Ejército de la Red Ribbon que parece sacado de una parodia. Falla en todo, no tiene honor y encima... se dedica al voyeurismo. El Ninja Púrpura ni siquiera es intimidante, solo desagradable. Un clásico ejemplo de villano humano que no suma, solo incomoda.
Comandante Red: el peor jefe final
Construyó un ejército, sembró el terror... todo para crecer unos centímetros. Su “gran plan” en Dragon Ball era pedirle a Shenlong un poco más de altura. ¿En serio? Más que un villano, es un sketch con mala leche. La revelación de su deseo final es tan absurda que anula toda su amenaza.
Spopovich y Yamu: más Majin que humanos
Estos dos empezaron como simples humanos... pero terminaron lavados del cerebro por Babidi. Lo más memorable: la brutal paliza a Videl. Aunque ya no eran completamente ellos, parecían disfrutar del dolor que causaban. Decepcionantes por ceder al mal y representar lo más feo del poder sin control.
Tao Pai Pai: talento al servicio del mal
Tao Pai Pai no es cualquier humano. Es letal, preciso y técnicamente brillante. Pero su camino es uno solo: el del asesinato por dinero. Mató sin dudar y volvió mejorado cibernéticamente para seguir matando. Podría haber sido un gran aliado del bien. Eligió lo contrario.
Van Zant y Smitty: el verdadero mal es humano
Sin poderes, sin vergüenza. Durante la saga de Buu, estos dos se aprovechan del caos para saquear, asesinar y hacer el mal por diversión. Encima, causan la muerte del perro Bee, lo que provoca la transformación de Buu Malvado.
¿Villanos principales? No. ¿Bajo nivel? Absolutamente. Pero su impacto fue devastador. Y su humanidad, decepcionante.
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Conclusión: humanos con “potencial” que se quedaron en promesa
No todos los humanos en Dragon Ball son Krilin o Bulma. Algunos solo estuvieron para rellenar, frustrar o hacer de la vergüenza ajena un arte marcial. Pese a tener momentos para brillar, todos estos personajes terminaron siendo poco más que chistes, traiciones o errores éticos. Un recordatorio de que, en este universo, el corazón pesa más que el poder... y algunos simplemente no lo tienen.

