Dragon Ball GT es como ese primo raro del que muchos renegaron en su momento, pero que con los años empezó a caer bien. Aunque sigue siendo polémico entre los fans, hoy muchos se están preguntando si, al menos en lo que se refiere a peleas, GT no supera por goleada a Dragon Ball Super.
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Más variedad, más locura, más creatividad
Sí, todos amamos los combates épicos, y Dragon Ball vive de eso. Pero mientras Super muchas veces parece un déjà vu de enemigos reciclados, en GT los enfrentamientos están cargados de imaginación, variedad y riesgos creativos.
¿Te acuerdas de los Mutantes Máquina? ¿El Baby poseyendo a todos en la Tierra? ¿Super 17 con su arquitectura robótica? ¿Los Dragones de las Sombras y sus ataques temáticos? Cada enemigo tenía una identidad única y obligaba a Goku a salir de su zona de confort, más allá de simplemente volverse más fuerte.
Hasta villanos poco queridos como Dolltaki o los Hermanos Para tenían habilidades tan extrañas que hacían cada combate impredecible. Y ni hablar de General Rilldo: ¡literalmente usa un planeta como arma!
Goku + Compañeros = peleas con corazón
Ok, GT tiene un problema: Goku es el protagonista absoluto. Tanto que muchos bromean diciendo que GT significa “Goku Time”. Pero... al menos no pelea solo.
Casi todos los combates importantes de GT involucran algún tipo de trabajo en equipo: Pan, Trunks, Uub, Vegeta, Androide 18... todos tienen su momento. Tal vez Goku da el golpe final, pero sin sus amigos, no habría llegado ahí.
Ese espíritu de colaboración se siente más natural que en Super, donde el “trabajo en equipo” a veces solo parece una excusa para que Goku brille más fuerte. Incluso cuando Vegeta hace cosas épicas (hola, Ultra Ego), al final todos recuerdan la escena de Goku con el Ultra Instinto.
En GT, las victorias se sienten más compartidas, más emocionantes por eso.
Transformaciones con sentido, no solo por hype
Dragon Ball Super tiene transformaciones para todos: Ultra Instinto, Ultra Ego, Super Saiyan Dios Azul con brillantina... hasta Trunks tiene su forma rage. Pero, seamos honestos, algunas duran dos capítulos y nunca más se mencionan.
En cambio, GT va al grano. Hay menos transformaciones, pero cada una tiene un peso narrativo. El Super Saiyan 4 no es solo cool (aunque lo es), sino que conecta con las raíces Saiyan de Goku. Primero regenera su cola, luego domina al Gran Simio Dorado... todo tiene una progresión lógica.
Y encima, la fusión con Vegeta en SSJ4 para formar a Gogeta es una locura que se siente merecida, no solo una carta trampa de último minuto.
GT no es perfecto, pero sus peleas sí merecen respeto
Claro, GT no es una obra maestra. Tiene momentos flojos, decisiones raras y tramas que no siempre cuajan. Pero cuando hablamos de peleas, la cosa cambia. La creatividad, el ritmo, la variedad de enemigos y el trabajo en equipo le dan a GT una identidad propia que Super no siempre alcanza.
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Super tiene mejor animación, sí. Y momentos visualmente brutales. Pero a veces se siente como que juega sobre seguro. En cambio, GT apostó por lo raro, lo arriesgado y lo épico en su propio estilo.

