Opinión

Un acuerdo nacional para cerrar la brecha digital, ¡AHORA!

La Brecha digital es un desafío que nos plantea el ex subsecretario Rodrigo Ramírez en su columna por el día de las Telecomunicaciones.

Los datos del sector son elocuentes. Iniciamos este año 2018 con el informe de The Economist Intelligence Unit que instala a Chile entre los primeros 10 países del mundo con mejor inclusión a Internet. Netflix en su reporte indica a Chile como el país con el mejor índice de velocidad de Internet de la región. El CEO de UBER calificó a Chile como líder de la economía digital del Continente.

Las cifras disponibles confirman esa posición: Hoy existen 19,5 millones de accesos a Internet fijo y móvil; 105 accesos por 100 habitantes; el 84% de los accesos a Internet son móviles; ya hay 23 millones de teléfonos móviles, es decir 125 abonados por 100 habitantes; la velocidad promedio de Internet móvil es de 9.3 MBps; estamos alcanzado un consumo promedio per cápita de 5 Gigabyte; contamos con un 57% de penetración de TV de pago y cobertura prácticamente en todo el territorio nacional.

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Estos números positivos se deben a la consolidación de una política pública que ha fomentado la penetración, acceso y la cobertura; que ha permitido el desarrollo de un mercado con alta competencia, que ha puesto énfasis en la calidad del servicio y la experiencia del usuario, a la consolidación de una serie de derechos para construir una ciudadanía digital y la inyección conjunta de recursos públicos y privados para dichos propósitos.

Sabemos que el mundo de las telecomunicaciones cambió. Sigue y seguirá cambiando. La conversación dejó de ser cerrada, rebuscada y con un excesivo lenguaje técnico. La industria es distinta, el sector es transversal, el negocio es dinámico, los mercados que eran independientes hoy son convergentes, las infraestructuras son habilitadoras, las bandas de frecuencia conversan para multipropósitos; las tecnologías impactan de manera diversa en los modos de convivencia, la voz le dio paso al dato; las actualizaciones tecnológicas corren a una velocidad inimaginable, los contenidos cada vez más no lineales y distribuidos en multiplataformas. Asimismo, existe una mayor apropiación ciudadana en los usos de las nuevas tecnologías y que hacen valer sus derechos como usuarios, y una institucionalidad que irremediablemente debe reinventarse como una organización dinámica, flexible, innovadora, talentosa, capaz de ser garante de este nuevo Ecosistema para la vida digital.

Primero, dejar de utilizar el gerundio del presente continuo en voz pasiva ‘estamos pensando’ y asumir la ‘decisión activa y decidida’ de aplicar una agenda innovadora, creativa y osada, con una visión estratégica al 2030, con medidas a corto, mediano y largo plazo, con el propósito que Chile sea un actor relevante en la economía digital global, en la transformación digital del sector público y privado, en el desarrollo de un plan de capital humano 4.0, en la promoción de derechos de nueva generación; en un plan de uso espectro a futuro sin barreras ni obstáculos en el acceso; en el despliegue del Plan Nacional de Infraestructura fija de alta capacidad; en favorecer los usos productivos de Internet, aspirar en un corto plazo a un Estado completamente móvil, materializar una nueva topología y arquitectura de redes, garantizar un despliegue sustentable y sostenido de antenas, torres y estaciones base; fijar roaming nacional interempresas obligatorio en cada localidad beneficiada por concursos de asignación de espectro; evaluar y mejorar el mecanismo de las contraprestaciones; elaborar modelos asertivos de inversión y de asociación público privado, elaborar indicadores de la sociedad digital chilena, son algunas de las urgencias conocidas.

 

Segundo, los que participan de este ecosistema no podemos observar estos desafíos desde la vereda de enfrente, muy por el contrario, tenemos la obligación de involucrarnos, apoyar, sugerir y colaborar con la autoridad, de romper con los prejuicios inconducentes y alinearnos con la tarea país. Aquí ganamos todos. La Confederación de la Producción y del Comercio (CPC) creó el Comité de Estrategia Digital, con el propósito de transformar a Chile en uno de los países con mayores ventajas de oportunidades en la economía digital. A su vez, la SOFOFA ha iniciado una estrategia para la transformación digital de los sectores de la economía. Otras organizaciones y gremios como ASECH, ASEXMA, lo han asumido como un asunto estratégico. Se suma el trabajo encomiable de la Fundación País Digital, ACTI, ChileTec, del Comité de Transformación de Corfo, de la Agenda Digital 2020. Sin quedarse atrás, la Asociación Chilena de Municipios ha priorizado el capítulo de los gobiernos locales digitales. Las empresas comienzan a prepararse para abordar la Inteligencia Artificial, Internet de las Cosas, 5G, Cloud, virtualización de las redes de infraestructura, ciberseguridad, protección de los datos, nuevos modelos de negocios y estrategias de agregación de valor. Las Asociaciones de Consumidores han profesionalizado sus estrategias de defensa de protección a los usuarios.

La Subsecretaría de Telecomunicaciones de Chile (Subtel) ha hecho oficial un oficio contra las principales operadoras móviles por sus planes ilimitados.

Desde las Universidades se consolida una mirada institucional que promueve el desarrollo tecnológico, las capacidades y competencias entre los futuros profesionales y mayor vinculación con el sector productivo. Algunos ejemplos significativos se ven en la Universidad de Chile con su ‘Proyecto Laguna Carén’ que busca constituirse en el Silicon Valley del Cono Sur; la Universidad Tecnológica Metropolitana con su política de innovación y creación de Laboratorios de Fabricación Digital, FabLab; La Universidad de Santiago con su Centro de Smart City y el Observatorio de Oficios en la economía digital; La Universidad de Magallanes con su Centro de Investigación Antártico y de observación de satélites de órbita polar; La Universidad Católica del Norte con su Parque Tecnológico. REUNA con toda la infraestructura de fibra óptica que permitirá gestionar la alta demanda de datos provenientes de los Centros Astronómicos. Las Universidades privadas también concurren a este ecosistema con iniciativas de gran nivel en Big Data, Gobierno Digital y diversos Labs.

 

Desde el Parlamento, conocido son los productos de la Comisión de Desafíos de Futuro y del trabajo de la Comisión de Transporte y Telecomunicaciones. A esto se suma la bancada de Senadores del PPD que ha preparado un paquete legislativo para promover el desarrollo digital de Chile, donde incentiva la innovación y apropiación tecnológica, en la que el Estado adquiere un papel activo y que promueve una ciudadanía digital. El primer hito ha sido consagrar en la Constitución el derecho a la protección de datos personales, más otros proyectos de Ley como Internet como derecho consagrado en la Constitución, Internet como servicio público, Internet como infraestructura crítica; revisar el modelo de asignación de espectro y los instrumentos para concursar por bandas de frecuencias; elaborar un marco para el desarrollo de industrias inteligentes, eliminación de los cargos de acceso, marco convergente para la gobernanza de ciudades inteligentes, cambio al régimen concesional; marco legislativo para fomentar la construcción de infraestructura digital abierta, no discriminatoria y con ofertas mayoristas; ajustes en toda la infraestructura pública que contemple la incorporación de ductos para el despliegue de infraestructura digital, entre otras iniciativas que desde el Congreso aportarán al Chile Digital.

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Las parciales referencias anteriores, sólo representan a tantos otros actores e instituciones que están haciendo cosas en la misma dirección, lo que indica que como nunca, todos, sin exclusión, estamos alineados para que la nueva revolución 4.0 no nos golpee en la cara sin darnos cuenta, y evitar que cuando reaccionemos ya sea muy tarde.

Los dos puntos anteriores suenan bien. Sin embargo, hay un tercero, que es elocuente y es el que nos debe apremiar en este momento. Este alentador panorama tiene un punto negro. Hemos avanzado, pero algunos chilenos se están quedando atrás y muchos muy atrás.

Todos hablamos de esta vergüenza, los que fuimos autoridad, los que son autoridad, en los foros, debates, balances, investigaciones, todos sin excepción nos encogimos de hombros y miramos el piso y con voz baja confirmamos que ‘hay que hacer algo’. Pues bien, la autoridad política actual tiene la oportunidad de hacer un alto y aprovechar este Día de las Telecomunicaciones 2018 para convocar y construir un ACUERDO PAÍS, entre el Estado y el sector privado, de todo este ecosistema, para cerrar esta indignante brecha digital AHORA Estamos ante un asunto estratégico, nos referimos a una definición política clave, a un desafío colectivo, a una Causa, en un compromiso ante los chilenos por buscar YA soluciones diversas, creativas y pertinentes sin descanso, que en el corto plazo, logremos conectar a los desconectados. Sí solo en los próximos 12 meses conectáramos a todas las escuelas y liceos de Chile estaríamos ante un nuevo escenario. Quién no quisiera estar presente en esta maravillosa gesta?

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Este humilde llamado a la acción lleva una propuesta por constituir una Comisión Ad Hoc para llevar adelante esta tarea, que fije por donde partimos, con un calendario con objetivos, alcances y metas, defina las capacidades, recursos disponibles y responsabilidades, en la que debe haber una participación activa y de liderazgo del actual Gobierno, a través del Ministerio de Desarrollo Social, SUBTEL, Educación y Salud; el Parlamento a través de la Comisión de Desafíos de Futuro; el sector privado con un representante de cada una de las empresas de telecomunicaciones operadoras de red y prestadoras de servicios de Internet; el mundo de las organizaciones mediante la Fundación País Digital y la Academia con la representación de las Universidades. Fácil, liviano, sin burocracia, enfocada en los resultados.

Se puede! Como nunca el actual gobierno está ante una oportunidad única e histórica. Nos encuentra a todos en la misma sintonía. Existe la voluntad y la convicción por sacar adelante esta tarea ética de la inclusión digital de todos las chilenas y chilenos como un asunto determinante para la equidad y la ampliación de oportunidades, y, con esto, la llegada del desarrollo, el crecimiento económico y el bienestar social a cada rincón de nuestro país.

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