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El arma favorita de las películas medievales en realidad no servía para nada y éste es el por qué

La hemos visto incontables veces en el cine y la tv, siempre con buenos resultados. Pues es una mentira.

En general, las películas suelen ofrecer una visión romántica, simplificada y dramatizada de las batallas medievales, alejada de la cruda realidad. Por ejemplo, suelen mostrar armaduras brillantes y espadas afiladas como elementos centrales del combate. Sin embargo, la mayoría de los soldados medievales usaban armaduras simples y espadas de baja calidad.

Por otro lado, las batallas medievales no eran duelos individuales heroicos, sino que una suerte de caos organizado. Los soldados luchaban en formaciones cerradas, utilizando lanzas y espadas para aplastar al enemigo. La caballería era una fuerza poderosa, pero su uso era limitado debido al terreno y la complejidad de las batallas.

Y de hecho, las películas y series históricas nos han llenado de imágenes de arqueros lanzando flechas envueltas en llamas, creando un espectáculo visual que parece definir las batallas medievales. Pero, ¿qué tan precisas son estas representaciones? La ciencia y la historia nos cuentan una realidad distinta: las flechas incendiarias no eran tan comunes en la guerra medieval como nos quieren hacer creer.

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¿Por qué las flechas incendiarias no eran tan prácticas?

Primero, lo primero: Mantener una llama encendida durante el vuelo de una flecha es una tarea complicada. El viento y la resistencia del aire actúan como soplos apagando la llama con facilidad. Para contrarrestar esto, los arqueros podrían haber utilizado puntas con telas empapadas en sustancias inflamables o incluso productos químicos.

Sin embargo, estas soluciones venían con un alto costo. Aumentar el peso de la flecha con materiales inflamables no solo reducía su alcance, sino que también la hacía más frágil, disminuyendo su capacidad de atravesar armaduras.

Además, el proceso de prender fuego a la flecha antes de dispararla ralentizaba significativamente el proceso de ataque, afectando la precisión de los arqueros. Incluso existía un riesgo considerable para el arquero mismo, ya que manipular este tipo de proyectil podía resultar en quemaduras o prender fuego accidentalmente al arco.

Pero, ¿eran unas armas completamente inútiles?

Si bien, encender las flechas no era una estrategia viable en la mayoría de las batallas campales, sí podían ser útiles en escenarios específicos. Las batallas navales, por ejemplo, presentaban la oportunidad de prender fuego a las velas o depósitos de pólvora de las embarcaciones enemigas. De igual forma, durante los asedios a ciudades, las flechas incendiarias podían utilizarse para provocar incendios y obligar al enemigo a dividir sus fuerzas para apagarlos.

Las flechas incendiarias eran más espectáculo que efectividad en la mayoría de las situaciones de batalla medieval. Su uso era limitado y específico, principalmente en contextos como asedios y enfrentamientos navales. Hollywood y la literatura, buscando ese factor épico, han exagerado su presencia en la guerra medieval.

Si bien no eran el pan de cada día en el campo de batalla, no podemos negar que las flechas en llamas añaden un toque emocionante a las historias que tanto nos gustan.

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