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Uber le enseña el dedo a Bruselas, taxistas y los jueces

Durante esta semana Uber nos ha dado que hablar. Inicialmente con una buena noticia con su llegada a España (por ahora en Barcelona), pero la otra cara de la noticia es que está teniendo problemas en Bélgica, donde la ciudad de Bruselas ha interpondrá una multa de hasta 10.000€ a los conductores que usen este servicio.

Uber es un claro ejemplo de como la tecnología abre nuevos caminos a negocios tradicionales. El taxi es un elemento indispensable en muchas ciudades cuando es imposible usar el transporte público o peor, no puedes usar transportes alternativos como la bicicleta. “Prohibir” el servicio demuestra una incomprensible sensibilidad ante nuevas herramientas para el día a día y de creación de negocios.

La Vicepresidenta de la Comisión Europea, Neelie Kroes, ha decidido entrar a opinar en un duro artículo publicado en su blog de la Comisión, que duró poco publicado, lo han retirado, aunque puedes leer una copia gracias a la caché de Google. Su artículo es durísimo ante la decisión de Bruselas por prohibir Uber operar en la ciudad.

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Las duras palabras de Kroes en realidad muestran parte de verdad, el gran negocio que es el taxi para unos pocos.

No nos equivoquemos, lo importante aquí es que el servicio no debería ser “prohibido”, primero porque es imposible el control de este tipo de servicios. La policía no puede estar investigando quien está usando esta aplicación. Lo importante es que  los conductores que decidan usar su automóvil particular para recoger personas y llevarles de un punto a otro de una ciudad paguen los impuestos relacionados con la actividad.

Todos tenemos la libertad para dedicarnos a lo que queramos, pero ¿qué hay de los impuestos? ¿Qué hay de los seguros cuando usas tu automóvil particular como uso profesional? Uber en su versión de lujo es un servicio para una minoría, para ese 1% de personas con mucho dinero que quieren tener un automóvil de lujo con un conductor que simplemente se dedique a conducir y que no tengas que “tragar” la radio que te imponen de los taxistas. Ese es un servicio elitista, pero está dentro tu libertad usarlo, mientras lo pagues.

UberPop no tiene nada que ver con ese servicio, son personas normales que usan una aplicación y un servicio sin complicaciones para tener un sobresueldo. Quizá debería ser Uber quien debería pagar estos impuestos y ofrecer un seguro especial para los conductores. Pero esto requiere una administración y una política rápida, cosa que hoy en día no existe.

Mientras, en el país de margaritas y maravillas donde vive Uber, han publicado su opinión acerca de este intento de “prohibición”.

Uber se refiere a uno de los grandes problemas de un sector como el del taxi, su imposibilidad de acceder a él a no ser que estés dispuesto a pagar licencias desorbitadas. Por ejemplo, en España las licencias pueden llegar a costar desde 50.000€ hasta los 200.000€, dependiendo de la demanda que exista ya que en algunas ciudades ya no se ofrecen licencias.

Por lo menos en España, a los taxistas se les pide unos requisitos, como un permiso de conducción especial (tipo BTP) y pasar un examen. En otras ciudades como en Londres, se les hace un examen especial al que tienen que responder como llevar a un pasajero por la ciudad de memoria, indicando cruces y calles por las que debe ir.

Ahí tienes dos mundos, el del taxi que está asentado en grandes agrupaciones capaces de organizarse hacer que una ciudad pare su actividad y la de las empresas que intentan reinventar un negocio gestionado, en palabras de la Vicepresidente de la Comisión Europea, “por cárteles“.

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Link: Uber
Foto (CC) William Creswell

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