El misterio del “pasaporte de Torenza” comenzó con un video viral que circuló en internet, el cual mostraba a una mujer de rasgos orientales que llegaba al aeropuerto JFK de Nueva York desde Tokio. La mujer presentó un pasaporte de una nación inexistente.
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Al ser interrogada por el agente migratorio, ella afirmó que Torenza se encontraba en el Cáucaso, una región geográfica real que abarca zonas entre Europa y Asia. El documento parecía auténtico, ya que incluía hologramas, un chip biométrico y sellos de países reconocidos como Japón o España.
La rápida conexión con una antigua leyenda urbana
Rápidamente, el video recordó a los internautas la leyenda urbana de 1954 conocida como la del “Hombre de Taured”, un viajero que supuestamente fue detenido en el aeropuerto de Haneda, Japón, con un pasaporte de un país que no existía.
En el caso de Torenza, la narrativa falsa indicaba que la mujer había sido retenida por las autoridades estadounidenses para verificar su identidad y que “nunca volvió a ser vista”, siguiendo un guion de misterio similar al del mito de Taured.
El montaje confirmado: inteligencia artificial y deepfakes
La historia resultó ser completamente falsa. Verificadores analizaron las imágenes y confirmaron que ningún registro oficial del aeropuerto $\text{JFK}$ confirma el ingreso de una persona con tales características. El rostro de la mujer y el pasaporte fueron generados mediante inteligencia artificial y se detectaron señales claras de manipulación digital.
Incluso la voz de quien aparece en el video criticando el caso, supuestamente el presidente salvadoreño Nayib Bukele, fue una imitación creada con deepfake. Analistas digitales confirmaron que se trató de “un montaje elaborado para viralizar contenido y medir reacciones”.
La credibilidad como el “verdadero tesoro perdido”
El caso de Torenza no es un hecho aislado, sino parte de un fenómeno que encuentra terreno fértil en la era actual, donde la línea entre lo posible y lo inventado se vuelve delgada.
La historia dejó una lección clara: aunque el país de Torenza nunca existió, reveló lo fácil que es creer cuando la ficción se disfraza de verdad con ayuda de la $\text{IA}$, señalando que la credibilidad se ha convertido en el “verdadero tesoro perdido”.