Elon Musk lleva años diciendo que los robotaxis están “a la vuelta de la esquina”. Pero lo que parecía un lanzamiento inminente en San Francisco resultó ser más bien un paseo para empleados con chofer humano incluido.
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Mientras Musk publica en X que su servicio ya es más grande que el de sus competidores, los reguladores están rascándose la cabeza tratando de entender si Tesla está vendiendo humo, confundiendo a propósito o simplemente operando en una realidad paralela.
Musk promete el futuro (otra vez)
En julio, Elon Musk calentó motores con una promesa jugosa: tras una prueba limitada en Austin, Tesla desplegaría robotaxis en San Francisco “en uno o dos meses”. El entusiasmo no se hizo esperar. Inversores encantados, titulares optimistas y la expectativa de que por fin llegaba el futuro sin volante.
Spoiler: no llegó. Porque ni siquiera pidieron los permisos necesarios, según las autoridades. En vez de robotaxis reales, Tesla lanzó algo más modesto: viajes preestablecidos, con conductor humano, y solo para invitados, usando un permiso de limusina. ¿Taxi autónomo? Técnicamente no.
Reguladores en modo “WTF”
Los reguladores se enteraron por los medios. En correos internos entre la NHTSA y agencias estatales de California (obtenidos por Reuters), se ve claramente el desconcierto:
“¿Se reunió su equipo con Tesla para hablar del lanzamiento este fin de semana?”, preguntó un investigador del gobierno.
La respuesta: no, Tesla no tenía permisos. Y más aún, ni siquiera planeaban algo cercano a un servicio autónomo. Pero para el público, el mensaje que circulaba era otro.
“Robotaxi”... ¿o solo marketing?
En redes sociales y conferencias, Musk sigue usando el término “robotaxi” como si fuera algo ya tangible. Pero en la práctica, lo que Tesla ofrece sigue siendo el sistema de conducción asistida Full Self-Driving (FSD), que requiere supervisión humana en todo momento.
En septiembre, Tesla promocionó el FSD con el lema:
“$99 al mes para tener tu propio Robotaxi supervisado”.
¿Confuso? Mucho. ¿Intencionalmente? Eso dicen algunos expertos, como Matthew Wansley, profesor de Derecho especializado en vehículos autónomos:
“Tesla quiere todos los beneficios del marketing, sin asumir los riesgos legales de decirle al gobierno que tienen conducción autónoma.”
El robotaxi... versión beta perpetua
Por ahora, el único despliegue semi-real es en Austin, donde hay viajes limitados con monitores de seguridad humanos a bordo. Según Tesla, están cambiando lentamente al modo en el que el “monitor” pasa del asiento del pasajero al del conductor. Pero no hay fechas concretas para un servicio 100% sin humanos.
Aun así, Musk afirma que la expansión será “hiperexponencial” y que los robotaxis llegarán a la mitad de la población de EE. UU. para fin de año. ¿Optimismo o wishful thinking? Los inversores están empezando a preguntar lo mismo.
¿Y los permisos? Bien, gracias
Mientras tanto, Tesla apunta a expandirse en Nevada, Arizona y Florida, donde las barreras regulatorias son bajas. En Arizona, acaban de obtener permiso para probar vehículos con conductor de seguridad, pero aún no pueden operar sin él. Florida, directamente, ni exige permisos específicos.
Pero en lugares como California, con regulaciones más estrictas, Tesla parece estar jugando al juego de “no aclarar demasiado”. Cuando las autoridades pidieron que disiparan la confusión pública sobre los supuestos robotaxis en San Francisco, la respuesta fue:
“Tesla no responde a preguntas de prensa. Los clientes sabrán más... eventualmente.”
Musk: promesas, presión y plazos que vencen
Todo este ruido ocurre justo cuando Musk se enfrenta a una votación clave sobre su compensación, que podría entregarle miles de millones en acciones. Y sí, gran parte de ese paquete se basa en cumplir objetivos de robotaxis.
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También coincide con el declive de las ventas de vehículos eléctricos, lo que pone aún más presión sobre Tesla para que el famoso robotaxi se convierta en realidad, y no solo en una demo en PowerPoint.

