Aunque parezca imposible imaginar un mundo sin Microsoft, Satya Nadella, su CEO, no lo ve tan descabellado. De hecho, en una reunión interna con empleados la semana pasada, soltó una reflexión que dejó a más de uno con la ceja levantada:
“Algunas de las empresas más grandes que hemos creado podrían no ser tan relevantes en el futuro.”
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Sí, lo dijo en serio. Y no era solo una frase dramática: Nadella estaba respondiendo a una pregunta sobre cómo ha cambiado la cultura en la empresa. Pero su respuesta se convirtió rápidamente en una confesión personal sobre sus temores en plena era de la inteligencia artificial.
El fantasma de DEC
Nadella contó que hay una compañía que le obsesiona: Digital Equipment Corporation (DEC). En los años 70, esta empresa era un titán tecnológico gracias a sus minicomputadoras PDP.
Pero cometió un error estratégico: apostó por su propio sistema (VAX) cuando el resto del mundo empezaba a mirar hacia las arquitecturas RISC. El resultado: cayó en la irrelevancia. “Mi primera computadora fue una VAX. De niño, mi sueño era trabajar en DEC”, dijo Nadella.
Y añadió que incluso algunas de las personas que ayudaron a crear Windows NT venían de laboratorios de DEC… después de ser despedidos.
La lección que extrae de esa historia es clara: ninguna empresa, por más gigante que sea, está a salvo si no se adapta. Y más aún en un contexto donde la IA está reescribiendo las reglas del juego.
Microsoft, ¿demasiado grande para caer?
Nadella tiene claro que la única forma de seguir siendo relevantes es seguir atrayendo a los mejores talentos. Pero eso solo pasa si la empresa ofrece “grandes beneficios económicos y oportunidades profesionales”, no solo estabilidad.
Esta reflexión vino en respuesta a un empleado del Reino Unido que señaló que últimamente Microsoft se siente “más fría, rígida y menos empática”.
Y no es una opinión aislada. Según reportes internos, la moral dentro de Microsoft no está en su mejor momento. Docenas de empleados han señalado que el ambiente ha cambiado, y no precisamente para bien.
¿Está Microsoft en peligro?
No es que la empresa esté cayendo en picada. Pero con gigantes como OpenAI, Google, Amazon y NVIDIA liderando la revolución de la IA, Microsoft sabe que no puede dormirse en los laureles. Incluso siendo uno de los mayores inversionistas en IA, el riesgo de volverse irrelevante está ahí. Y Nadella lo sabe.
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Quizás por eso está empezando a hablar menos como el CEO de una empresa invencible y más como alguien que no quiere repetir la historia de DEC.

