El bullado lanzamiento de los vehículos sin conductor —que Elon Musk había marcado “tentativamente” para este domingo— ahora está bajo la lupa. En una carta enviada esta semana, algunos legisladores demócratas del área de Austin le pidieron a Tesla que retrase este despliegue hasta que entre en vigor la nueva normativa.
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El argumento sería bastante simple: sería lo mejor para la seguridad pública y para generar confianza entre la ciudadanía. Y si Tesla decide no esperar -algo completamente viable-, los legisladores quieren varias respuestas: exigen información clara sobre cómo cumplirá la empresa con la futura legislación.
¿Qué dice la nueva ley?
Hasta ahora, Texas ha permitido la operación de vehículos autónomos con algunos requisitos mínimos: básicamente registro y seguro. Pero la nueva legislación, aprobada el mes pasado (aunque aún sin firma del gobernador), cambia bastante las reglas del juego.
Por primera vez, obligaría a las empresas a solicitar autorización específica para operar. Además, les daría a las autoridades estatales el poder de revocar permisos si un vehículo representa un peligro para el público. También se les exigirá instrucciones claras para policías y servicios de emergencia en caso de incidentes.
¿Y Tesla qué dice?
Por ahora, nada. La empresa no ha respondido a la carta ni ha dado más detalles sobre cómo sería el lanzamiento. Lo poco que se sabe es lo dicho por Musk: arrancarían con 10 o 20 Model Y operando solo en las zonas “más seguras” de Austin.
No se ha revelado quién podrá usarlos, cómo funcionará el cobro ni si habrá operación remota o supervisión humana.
Lo que sí está claro es que hay mucho en juego. Musk ha dicho que la apuesta por la conducción autónoma es clave para el futuro de Tesla, sobre todo en momentos en que las ventas de autos eléctricos muestran signos de desaceleración.
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Mientras tanto, inversores y analistas siguen atentos. Buena parte del valor de mercado de Tesla está ligado a esa promesa futurista de robotaxis y humanoides que —por ahora— siguen sin concretarse.