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Salto: el robot monopodal que salta como una ardilla y revoluciona la exploración y el rescate

Con una atlética inspiración natural, Salto puede saltar más de un metro, aterrizar en una superficie diminuta y rebotar en vertical o contra muros.

Salto
Salto

Salto nació en 2016 en el Biomimetic Millisystems Lab de UC Berkeley, liderado por el profesor Ronald Fearing y el doctoral Duncan Haldane . Su nombre es acrónimo de Saltatorial Agile Locomotion on Terrain Obstacles, y desde el inicio se planteó un objetivo ambicioso: un robot con una sola pierna que pudiera saltar y maniobrar con la destreza de un animal.

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Diseñado inicialmente para saltar en vertical, el primer prototipo (Salto-1P) fue capaz de subir hasta 1 m y encadenar múltiples saltos . Para estabilizarse en el aire, Salto incorporó un núcleo inercial rotatorio (‘tail’) y pequeños thrusters, necesarios dado su contacto mínimo con el suelo .

Gracias a una pierna con ventaja mecánica variable, inspirada en la biomecánica del galago (bushbaby), el robot podía acumular energía lentamente y liberarla con potencia explosiva. Esto le permitió registros récord de agilidad vertical, incluso superando a un sapo toro.

La inspiración animal que lo hace posible

El equipo de Berkeley se inspiró en dos saltadores naturales:

1.⁠ ⁠El galago, capaz de saltar más de 2 m con repetición rápida, ideales para modelar la eficiencia energética.

Galago
Galago

2.⁠ ⁠Las ardillas, maestras de la precisión en el aterrizaje en superficies delgadas, combinando fuerza y control mecánico.

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Ardilla
Ardilla

En un avance reciente, Salto replicó exitosamente un salto de rama a rama, aterrizando con efectividad sobre barras estrechas gracias a una garra palmar de baja fuerza y control de inclinación corporal .

Cómo vuela Salto: mecánica, control y percepción

Salto integra hardware y software vanguardistas:

Mecánica: una pierna con sistema de resorte y motor, junto a giroscopio ‘tail’ y thrusters .

Control: algoritmos de Raibert adaptados para saltos precisos y encadenados .

Percepción: pasa poco de estar atado al laboratorio con cámaras, y ahora puede saltar de forma autónoma usando solo sensores embarcados.

El desempeño en saltos continuos —hasta 174 veces encadenadas— lo confirma como el robot más ágil en vertical.

Salto
Salto

¿Qué sigue para Salto?

El futuro cercano para Salto contempla: Mejora en agarre con patas específicas, también avances en percepción y autonomía sensorial y encadenar saltos más largos en entornos variados.

Obviamente, se contempla el desarrollo de prototipos para misiones espaciales en baja gravedad. La posibilidad de que un solo salto recorra decenas de metros en Encelado es ya un objetivo concreto.

Salto
Salto

Salto representa un cambio de paradigma: robots pequeños, ágiles, resilientes y con movilidad no convencional. Este robot monopodal está redefiniendo lo que la robótica puede lograr fuera de zonas planas, en atmósferas inhóspitas y terrenos impredecibles. Desde ruinas hasta lunas heladas, Salto abre el camino a una nueva generación de robots que no necesitan ruedas ni patas trilladas. Y todo empezó por imitar la gracia ágil de una ardilla.

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