En el club exclusivo de los multimillonarios tech, donde las fortunas crecen más rápido que las actualizaciones de software, Bill Gates acaba de hacer un movimiento que no pasó desapercibido: felicitó públicamente a Mark Zuckerberg por su compromiso con la filantropía y, de paso, dejó un mensaje indirecto para otros titanes tecnológicos que todavía no se animan a soltar la billetera.
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En una entrevista con Fortune, Gates reafirmó su decisión de donar el 99 % de su fortuna en los próximos 20 años y cerrar la Fundación Gates en 2045. Pero lo más interesante fue su reconocimiento a Zuckerberg, a quien elogió por su visión filantrópica de largo plazo.
Zuckerberg: alumno destacado de la nueva filantropía
Según Gates, el CEO de Meta y su esposa Priscilla Chan están haciendo las cosas bien con la Iniciativa Chan-Zuckerberg, enfocada en ciencia, educación y equidad. “Ha tenido un comienzo muy prometedor”, dijo Gates, destacando que ambos conversan seguido sobre temas de donación global.
Para Gates, este tipo de filantropía no solo es admirable, sino también urgente. Y con Zuckerberg liderando el camino en la nueva generación de donantes, queda claro quiénes están marcando la diferencia… y quiénes no.
Google: ¿mensaje recibido?
Aunque Gates no mencionó nombres directamente, su mensaje fue claro como el agua: algunos aún no se suman a la causa. Los fundadores de Google, Larry Page y Sergey Brin, han mantenido un perfil bajo en el mundo de la caridad a gran escala, a pesar de sus vastas fortunas.
Mientras algunos gigantes tecnológicos como Gates y Zuckerberg se comprometen públicamente con causas globales, otros parecen estar esperando el momento perfecto... que aún no llega.
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“No quiero que digan que morí rico”
En su blog personal, Gates dejó una frase contundente: “Dirán muchas cosas de mí cuando muera, pero estoy decidido a que ‘murió rico’ no sea una de ellas”.
Más allá del mensaje inspirador, hay un llamado a la acción: los desafíos urgentes del mundo no pueden esperar a que los grandes donantes se decidan.
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Pobreza, cambio climático, desigualdad… no se resuelven con buenas intenciones, sino con compromisos reales. Y Gates está decidido a poner el ejemplo, mientras mira de reojo a quienes aún están en modo espectador.