En la intrincada historia de los inicios de Apple, a menudo se pasa por alto a un hombre clave: Ronald Wayne.
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A pesar de su papel fundamental en la fundación de la empresa junto a Steve Jobs y Steve Wozniak, Wayne optó por un camino diferente.
Una elección que cambiaría su vida y el destino de su participación en Apple.
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¿El peor error?
La historia comienza en 1971, cuando Wayne, un ingeniero con experiencia en emprendimiento, se encontró con los jóvenes Jobs y Wozniak en Atari.
Su contribución a la creación de Apple fue esencial, y como agradecimiento, se le otorgó un 10% de propiedad, mientras que Jobs y Wozniak se quedaron con el 45% cada uno.
Durante su breve permanencia en la empresa, Wayne contribuyó escribiendo la documentación del Apple I y diseñando el primer logotipo.
Sin embargo, sus objetivos diferían de los ambiciosos planes de Jobs y Wozniak. Por ello, Wayne decidió vender su participación en Apple por 800 dólares, una decisión que hoy valdría cientos de millones.
En una entrevista, Wayne justificó su elección, diciendo: “Yo me estaba haciendo mayor y esos dos [Wozniak y Jobs] eran huracanes. Había baches en el camino y yo no podía arriesgarme”.
Qué pasó con Ron Wayne
Después de su partida de Apple, Wayne trabajó en diversas industrias, desde el Lawrence Livermore National Laboratory hasta LDF Semiconductors.
Luego, pasó sus días en California, dirigiendo una tienda de sellos hasta jubilarse.
Y aunque Jobs constantemente lo invitaba a eventos de Apple y en distintas ocasiones le ofreció regresar, Wayne se mantuvo firme en sus decisiones.
El mayor arrepentimiento
Aunque su participación podría haberlo convertido en multimillonario, Wayne insiste en que no se arrepiente de sus decisiones y prefiere no vivir en el pasado.
¿De qué se arrepiente? De haber vendido el documento original de la fundación de Apple por 500 dólares, ya que luego vio cómo fue subastado por 1,6 millones de dólares.
A pesar de ello, a sus 89 años, Ron Wayne reside en una casa móvil en Nevada, lejos del bullicio de Silicon Valley y viviendo una vida normal.