El Palacio de Buckingham anunció este jueves 8 de septiembre la muerte de la Reina Isabel II de Inglaterra a los 96 años de edad y luego de 70 años sirviendo a la corona. Siete décadas en la que fue protagonista de miles de anécdotas, incluyendo momentos geek.
Su círculo más cercano aseguraba que era una mujer muy divertida y con sentido del humor, que podía mostrar una sonrisa si, por ejemplo, James Bond la invitaba a saltar desde un helicóptero.
En la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Londres en 2012, la Reina fue protagonista de un sketch en el que apareció con el actor Daniel Craig, el intérprete de James Bond, quien la busca en el Palacio y con quien termina saltando por los aires.
En junio de este año, por motivo de la Fiesta Platino a la que no pudo asistir, el evento se abrió con otro divertido sketch, en el que la Reina Isabel II hizo una de sus actividades favoritas, tomar el té, pero esta vez estuvo acompañada por otro ícono británico: el oso de Paddington.
La Reina Isabel II y los Vengadores
El pasado 21 de abril, la Reina Isabel II cumplió 96 años, y para agasajarla, la Guardia Real tocó una canción bastante particular: el tema de los Vengadores de Marvel Studios.
El video se hizo viral rápidamente en las redes sociales y los usuarios la llamaron “La nueva Vengadora”. Que hayan tocado esa sinfonía sugiere que a la Reina seguía en sus tiempos libres el Universo Cinematográfico de Marvel.
Además, la Reina Isabel II tiene una línea de Funko Pops, con sus clásicos vestidos verde y fucsia, su botón, zapatos y cartera, y por si fuera poco, en uno de los modelos la acompaña un perrito. La monarca adoraba a las mascotas y animales, especialmente a los caballos.
De la Reina Isabel II ya sabíamos que le gustaban los videojuegos, y que incluso desarrollaron una Nintendo Wii de oro para ella, que exploramos más a fondo.
Finalmente, para que no se cansara al saludar a su gente, unos estudiantes australianos le regalaron a la Reina una mano falsa, con su debido guante que imita su particular movimiento. Con un esfuerzo mínimo, la monorca podía mover una pequeña palanca para que se activara.
