A lo largo de los años ha quedado más que comprobado que el piloto automático de los coches Tesla, que en realidad es más bien un piloto asistido, no resulta ser la plataforma más confiable posible en ese naciente mercado.
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Se apilan los reportes de accidentes en donde el sistema de conducción autónoma del vehículo en conjunto con la negligencia o responsabilidad del conductor ha derivado en más de un suceso fatal y aparatoso.
Sin embargo, año tras año también hemos sido testigos del cómo Elon Musk y compañía defienden y respaldan bajo todas las vertientes posibles su tecnología desarrollada.
Aunque ahora la empresa presenta un nuevo problema, un fenómeno que ya se volvió tan recurrente que recibe ahora el nombre de frenado fantasma (phantom braking).
Tesla tal vez no estaba listo
Tal vez muchos no lo saben, pero desde mayo de 2021 los automóviles fabricados por Tesla dejaron de incorporar radares de proximidad como lo venía haciendo desde el principio.
En lugar de eso la compañía incorporó un robusto sistema de cámaras, potenciados por sensores ultrasónicos y una red neuronal para dar vida a Tesla Vision.
La plataforma, se supone, habría avanzado a pasos agigantados, tanto que la compañía se deshizo de los radares para mejor utilizar este sistema en todos los Tesla Model 3 y Model Y.
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El detalle es que tan pronto como hicieron eso comenzaron a surgir los primeros reportes de incidentes ante la autoridad regulatoria de la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA).
De hecho durante el último trimestre se habrían presentado cerca de 107 denuncias de este frenado fantasma. Lo que representa más del triple de lo que se venía manifestando en los meses previos.
En este fenómeno sucede siempre lo mismo, el Tesla opera con normalidad aparente, se activa el sistema de conducción autónomo y las cámaras de Tesla Vision no parecen tener buen juicio. Ya que frenan en momentos innecesarios, disparan alarmas de proximidad sin necesidad alguna y no se detiene ante la luz roja del semáforo.
Este último detalle es el que ha provocado la alarma de la NHTSA, ya que la reacción ante los semáforos es un requisito mandatorio para estos sistemas de conducción.
Así que Tesla ha iniciado con el proceso para desplegar una actualización remota de su firmware que aplicará en un total de 53.822 coches.
Pero al final queda el incómodo antecedente de lo que sucedió.