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Así fue el acercamiento del 3I/ATLAS a la Tierra: todos los detalles del “visitante interestelar”

Distancia, velocidad, telescopios y por qué importa tanto para la ciencia.

3I/ATLAS, Web oficial de Avi Loeb
3I/ATLAS, Web oficial de Avi Loeb

Mientras medio planeta estaba pensando en planes de fin de año, allá arriba ocurría una escena mucho más rara: un objeto nacido en otro sistema estelar cruzaba el vecindario y se iba sin mirar atrás. 3I/ATLAS no vino a quedarse, pero sí lo suficiente como para que telescopios y agencias espaciales lo persiguieran con entusiasmo casi deportivo.

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El resultado: una de las mejores oportunidades hasta ahora para estudiar “material extranjero” en pleno Sistema Solar.

El momento clave: 19 de diciembre, Leo y un guiño a Régulo

La aproximación más cercana de 3I/ATLAS a la Tierra ocurrió durante las primeras horas del viernes 19 de diciembre. La mejor ventana de observación se concentró alrededor de la medianoche en horario del centro de México, cuando el cometa atravesó la región del cielo asociada a la constelación de Leo.


En ese tramo, el objeto pasó “cerca” de Régulo, la estrella más brillante de la constelación, aunque ese “cerca” hay que tomarlo con la calma que impone la astronomía: alrededor de 274 millones de kilómetros de la Tierra.

Para dimensionarlo sin marearse: fue aproximadamente unas 700 veces la distancia promedio entre la Tierra y la Luna. También estuvo, en términos generales, a un rango mayor que la distancia típica entre la Tierra y Marte (estimada en torno a 225 millones de kilómetros, que varía según la posición orbital de ambos planetas).

¿Se pudo ver? Sí… pero no como una “estrella fugaz”

Aunque se trató del mayor acercamiento del cometa a nuestro planeta, no fue un evento de mirar por la ventana y decir “ahí va”.

La observación directa y la captura de imágenes quedaron mayormente reservadas para instrumentos especializados, desde observatorios terrestres hasta telescopios espaciales.

De hecho, según información atribuida a NASA en el texto base, algunas de las imágenes más cercanas disponibles no vinieron desde la Tierra, sino desde Marte: el Orbitador de Reconocimiento de Marte (MRO) captó imágenes el 3 de octubre, cuando 3I/ATLAS pasó a unos 30,6 millones de kilómetros del planeta rojo. En términos astronómicos, eso ya es “modo close-up”.

Un visitante con pasaporte interestelar (y no es el primero)

3I/ATLAS fue detectado por primera vez el 1 de julio por el sistema ATLAS (Sistema de Última Alerta de Impacto Terrestre de Asteroides) instalado en Chile.

Desde entonces, su trayectoria se convirtió en objeto de seguimiento intensivo por parte de múltiples telescopios y misiones, incluyendo al James Webb, además de instituciones como la NASA y la Agencia Espacial Europea.

Este objeto no solo llamó la atención por su rareza: también porque es el tercer visitante interestelar confirmado que cruza el Sistema Solar, después de 1I/‘Oumuamua (2017) y 2I/Borisov (2019). Cada uno aportó pistas distintas sobre la diversidad de cuerpos que vagan entre estrellas.

Tamaño, edad y velocidad: lo que se sabe (y lo que aún no)

Pese al despliegue de observación, los detalles físicos siguen teniendo margen de duda. Hasta ahora no hay una medida definitiva de su tamaño, pero estimaciones basadas en observaciones del Hubble sugieren que su núcleo tendría al menos 440 metros y no superaría los 5,6 kilómetros de diámetro.

Lo que sí está claro es su condición de “forastero”: su velocidad es demasiado alta como para quedar atrapado por la gravedad solar, y su trayectoria hiperbólica refuerza que no está orbitando el Sol, sino atravesándolo de paso.

En números: cuando fue descubierto a mediados de año se movía cerca de 221.000 km/h. Esa cifra subió hasta aproximadamente 246.000 km/h el 29 de octubre, durante su máxima aproximación al Sol.

Desde entonces, se espera que reduzca gradualmente su velocidad a medida que se aleje, hasta recuperar un valor similar al inicial cuando abandone el Sistema Solar.

¿Qué sigue ahora que ya pasó “lo mejor”?

Aunque 3I/ATLAS ya está en ruta de salida, el seguimiento no se apaga de inmediato. Desde el 27 de noviembre, la Red Internacional de Alerta de Asteroides mantiene un monitoreo activo previsto hasta el 27 de enero de 2026.

Es decir: el cometa ya se fue “del centro de la escena”, pero todavía queda partido por jugar en los datos.

Quienes quieran seguir su trayectoria con una visualización interactiva pueden hacerlo con Eyes on the Solar System, la herramienta respaldada por NASA que permite ver el recorrido del objeto dentro del Sistema Solar.

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Porque si 3I/ATLAS va a volver a la Vía Láctea sin prometer regreso, lo mínimo es despedirlo con seguimiento en tiempo real.

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