En astronomía, no cualquier roca helada logra volverse celebridad. Pero el cometa 3I/ATLAS, descubierto en julio de 2025, ha hecho méritos más que suficientes. No solo viaja desde otro sistema estelar: ahora varios estudios señalan que podría ser más antiguo que el propio Sistema Solar, lo cual lo convierte, básicamente, en un abuelo interestelar paseando entre planetas juveniles.
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Un cometa tan viejo que da vértigo
Catalogado oficialmente como C/2025 N1 (ATLAS), este objeto ha despertado un debate monumental entre especialistas. La NASA sugiere que proviene de un sistema solar más antiguo que el nuestro (que tiene 4.5 mil millones de años), pero un estudio reciente fue aún más lejos.
Según la investigación “Spectrophotometric Evidence For A Metal-bearing, Carbonaceous, and Pristine Interstellar Comet 3I/ATLAS”, la edad estimada del cometa oscila entre 3.000 y 11.000 millones de años. En otras palabras:
3I/ATLAS podría ser más antiguo que el Sol, los planetas, los asteroides y todas las series de Dragon Ball juntas.
Para los científicos, esto implica que el visitante es un fragmento de un sistema estelar extinguido hace eones, que vagó por la galaxia hasta cruzarse, por pura casualidad, con nosotros.


Un brillo que cuenta una historia… metálica
El análisis espectral revela que 3I/ATLAS es un cuerpo carbonáceo primitivo con cantidades notables de hierro, níquel y compuestos orgánicos, una combinación que recuerda a las condritas carbonáceas CR, meteoritos raros con alto contenido metálico.
El investigador Josep M. Trigo-Rodríguez, del Instituto de Ciencias del Espacio, describe al cometa como “un cuerpo de transición con contenido metálico”, parecido a los objetos transneptunianos de nuestro propio sistema… pero nacido en otro.
A lo largo de su viaje interestelar, el cometa habría acumulado una capa superficial formada por hielos volátiles, materia orgánica y polvo procesado por rayos cósmicos, lo que le otorga un comportamiento luminoso singular. De hecho, los astrónomos han observado un aumento de brillo sostenido al acercarse al Sol, señal de que el hielo de agua comenzó a sublimarse.
¡Volcanes de hielo! Sí, eso también existe
Lo que más ha sorprendido al equipo científico es la posibilidad de que 3I/ATLAS presente criovolcanes, es decir, volcanes de hielo que expulsan chorros de gas y partículas.
Estos “geysers espaciales” serían producto del calentamiento progresivo del cometa, que libera compuestos volátiles atrapados desde su formación. Este comportamiento es típico de cuerpos helados y pristinos del sistema solar exterior, pero verlo en un objeto interestelar es otra historia.
Según Trigo-Rodríguez:
“Todos nos sorprendimos… la mezcla de materiales es muy similar a los objetos transneptunianos de nuestro propio sistema.”
La teoría propone que el calor del Sol activó reacciones químicas internas: el dióxido de carbono se sublimó, líquidos oxidantes penetraron el núcleo y reaccionaron con hierro y níquel, generando pequeñas explosiones que expulsan partículas metálicas.
La metáfora perfecta sería esta:3I/ATLAS es como un iceberg metalizado que estuvo vagando en el océano galáctico durante miles de millones de años. Al acercarse al Sol, comienza a chisporrotear como si “hirviera” por dentro.
El visitante que no se quedará mucho tiempo
El cometa continuará su recorrido y abandonará el Sistema Solar después de su paso cercano. Por eso, los científicos están realizando observaciones frenéticas: cada dato nuevo podría reescribir capítulos enteros sobre cómo se formaron los cuerpos pequeños en la galaxia.
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Uno de los objetos más antiguos jamás estudiados está pasando por nuestra puerta… y no piensa volver.

