El espacio nunca deja de sorprender, y esta vez, la noticia viene desde los confines del universo. El cometa 3I/ATLAS, ese visitante interestelar que captó la atención de la NASA a mediados de 2025, acaba de revelar algo que pocos esperaban: podría tener volcanes de hielo en erupción. Así es, chorros helados emergiendo de su superficie mientras se aproxima al Sol.
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Un hallazgo que ya despierta teorías, emoción y más de una ceja levantada en la comunidad científica.
¿Volcanes en el espacio? Sí, pero no como los imaginás
Nada de lava incandescente ni cenizas negras: lo que tiene 3I/ATLAS son criovolcanes, estructuras que liberan gases y materiales helados como agua, dióxido de carbono o monóxido de carbono cuando el cometa se calienta.
Estos “chorros” fueron detectados mientras el objeto se acercaba a su punto más cercano al Sol, el pasado 29 de octubre.
Las observaciones provienen de un estudio reciente liderado por el investigador español Josep Trigo-Rodríguez, quien junto a su equipo utilizó el Telescopio Joan Oró en Cataluña para seguir de cerca la actividad del cometa.
La conclusión fue clara: algo en su interior está reaccionando al calor del Sol de forma explosiva… y congelada.
¿Un extranjero con corazón familiar?
Lo más interesante es que, aunque proviene de otro sistema estelar, 3I/ATLAS se comporta de manera muy parecida a los cometas helados que orbitan más allá de Neptuno en nuestro propio sistema solar. Esto desconcertó a los expertos.
“Nos sorprendió mucho”, explicó Trigo-Rodríguez. “Esperábamos diferencias, pero el cometa comparte muchas características con objetos que sí se formaron aquí, en los bordes helados del sistema solar”.
¿Nave alienígena? No, pero sí un misterio espacial
Desde su descubrimiento en julio de 2025, las teorías alrededor del 3I/ATLAS no han parado. Algunas, claro, más fantasiosas que otras. ¿Una nave extraterrestre disfrazada de cometa? La ciencia lo descarta.
Lo que sí confirma es que es apenas el tercer objeto interestelar jamás observado, después de ‘Oumuamua y Borisov.
Este tipo de cuerpos ofrece una oportunidad única para estudiar materiales formados alrededor de otras estrellas, hace miles de millones de años.
Y el tiempo corre: 3I/ATLAS seguirá su viaje fuera del sistema solar en 2026, y cuando se vaya, se llevará consigo secretos que tal vez nunca volvamos a ver tan de cerca.
Un espectáculo que podría reescribir libros
Lo que parecía solo un cometa más se ha convertido en un espectáculo cósmico y científico. Erupciones heladas, composición desconocida, y un origen galáctico lo colocan como uno de los fenómenos astronómicos más interesantes de la década.
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Y mientras los telescopios de todo el mundo apuntan hacia él, el cometa 3I/ATLAS sigue lanzando pistas al vacío del espacio. Tal vez, entre cada explosión congelada, esté contando la historia de un sistema estelar lejano. Solo hay que saber escuchar.