El cometa 3I/ATLAS, el tercer objeto confirmado en visitar nuestro Sistema Solar desde el espacio interestelar (tras Oumuamua y Borisov), se ha comportado de una manera totalmente anómala, desafiando las leyes de la física cometaria.
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Tras completar su punto más cercano al Sol (perihelio) a finales de octubre de 2025, el objeto experimentó una liberación de gas y polvo tan masiva que ha llevado a los científicos a plantear dos escenarios extremos: su desintegración catastrófica o la posibilidad de un origen tecnológico no natural, según publican varios medios internacionales.

El enigma de la masa perdida
Las observaciones de 3I/ATLAS tras su paso solar revelaron un comportamiento inesperado. El cometa, que es ampliamente considerado un “cometa freak” por su composición, comenzó a desprender una cantidad de material que superó con creces lo esperado para un objeto de su tamaño.
Los datos indican que el objeto pasó de perder unos cientos de kilogramos por segundo en agosto, a desprender cerca de 2 millones de kilogramos por segundo cerca de su perihelio. Este violento outburst de material creó una masiva “anticola” y jets de gas que desafiaron la comprensión convencional de los cometas.

El astrofísico de Harvard Avi Loeb —conocido por sus polémicas teorías sobre Oumuamua— calculó que la superficie del cometa no pudo haber absorbido la energía solar suficiente para sublimar (convertir el hielo en gas) esa inmensa cantidad de material. Para que la sublimación fuera la única causa, la superficie de 3I/ATLAS debería haber sido al menos 16 veces más grande de lo que se observó en julio.
Escenario 1: Fragmentación catastrófica
La explicación natural más plausible es que el cometa se haya roto en múltiples fragmentos (posiblemente al menos 16 piezas iguales) debido al intenso estrés térmico y gravitatorio del Sol.
La fragmentación de 3I/ATLAS habría aumentado drásticamente su superficie total expuesta al Sol, permitiendo la sublimación masiva y el gran outburst observado. En este escenario, los astrónomos estarían presenciando los “fuegos artificiales” de su desintegración, un final espectacular para el tercer visitante conocido del espacio profundo.

Escenario 2: La firma tecnológica
Sin embargo, Avi Loeb ha sido el principal promotor de una teoría alternativa: si 3I/ATLAS no se desintegró, su inusual aceleración no gravitacional (un pequeño empuje que no se explica por la gravedad) y los jets de material podrían ser el resultado de un origen artificial.
Loeb sugiere que si no se trata de una fragmentación, los jets podrían ser “propulsores utilizados para la navegación de una nave espacial”. Esta teoría, que ha sido recibida con gran escepticismo por la mayoría de la comunidad astronómica, subraya que la tecnología requeriría una pérdida de masa mucho menor y más eficiente para generar la aceleración observada.

El Radio Vence a los “Aliens”
Mientras el debate continuaba, el telescopio de radio MeerKAT en Sudáfrica detectó una señal de radio en la coma del cometa. Los defensores de la hipótesis alienígena esperaban que esta fuera una señal artificial. No obstante, el análisis reveló que la emisión provenía de radicales hidroxilo (moléculas OH), un subproducto natural que se forma cuando la luz solar descompone el vapor de agua.
Este hallazgo es una huella química inequívoca de la actividad cometaria y refuerza la posición de la comunidad científica que considera a 3I/ATLAS un cometa natural, aunque excepcionalmente activo y volátil.

A pesar de las evidencias, 3I/ATLAS continúa negándose a ser clasificado de manera sencilla, demostrando la vasta y a veces anómala diversidad de objetos que cruzan nuestro Sistema Solar.

