El astrónomo y director del Proyecto Galileo de Harvard, Avi Loeb, ha vuelto a encender el debate sobre el objeto interestelar 3I/ATLAS. En un nuevo ensayo, Loeb no solo subraya las rarezas de la trayectoria del cometa, sino que también critica las demoras en la publicación de datos científicos.
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Según Loeb, el silencio mediático que siguió al sobrevuelo de 3I/ATLAS cerca de Marte el 3 de octubre de 2025 se debe al cierre parcial del gobierno de Estados Unidos, que afecta la operatividad de la NASA. El investigador es categórico al respecto: “Las largas demoras no son una firma de inteligencia alienígena extraterrestre, sino más bien de estupidez humana terrestre”.
Una trayectoria rara, casi imposible
La crítica más fuerte de Loeb se centra en la órbita del objeto. 3I/ATLAS se aproxima al plano orbital de la Tierra (la eclíptica) con una desviación de apenas 4.89 grados.
Loeb sostiene que esta alineación es extremadamente anómala y ocurre con una probabilidad aleatoria de una fracción de un porcentaje. Si 3I/ATLAS fuera un objeto natural proveniente al azar del disco galáctico, no debería tener un ángulo tan bajo.
Para ejemplificar lo inusual de esto, Loeb compara la trayectoria de 3I/ATLAS con los otros dos objetos interestelares conocidos:
- 1I/’Oumuamua llegó con una inclinación de 123 grados.
- 2I/Borisov lo hizo con 44 grados.
La trayectoria de 3I/ATLAS, por tanto, se desmarca de lo que se considera normal para un visitante que, además, proviene de una galaxia cuyo plano está desalineado por 60 grados respecto a la eclíptica terrestre.
Arte, ciencia y la verdad alienígena
A pesar de la frustración por la lentitud científica, Loeb cierra su reflexión abriendo la puerta a una visión del futuro. El científico comentó que valora el arte como una “interpretación legítima de la realidad”, inspirada por el trabajo de un artista que lo contactó.
Loeb sugiere que la mayor revelación de un encuentro con una civilización avanzada podría ser que la “ciencia alienígena es diferente a la nuestra”. Si los seres alienígenas poseen cerebros más grandes o una inteligencia artificial superior, habrían comprendido la realidad más profundamente que los científicos terrestres.
Este encuentro, señala Loeb, podría revelar secretos como la creación de universos en laboratorio, o el aprovechamiento de la física cuántica para la propulsión de naves espaciales. Para él, la posibilidad de que objetos como 3I/ATLAS lleven tecnologías alienígenas le da un nuevo significado a la búsqueda del conocimiento en el cosmos.