Un meteorito marciano, uno de los más grandes jamás encontrados y con una historia épica de viaje cósmico, ha pulverizado todos los récords en una subasta, vendiéndose por la asombrosa cifra de 5.3 millones de dólares. ¿Será este el inicio de una fiebre del oro espacial, donde las rocas del cosmos se convierten en el objeto de deseo más cotizado?
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El espacio es un reino de misterio y maravilla, pero también, para algunos, una fuente de tesoros invaluables. No hablamos de oro o gemas, sino de fragmentos de otros mundos que, de alguna manera, han viajado a través de millones de kilómetros de vacío para aterrizar en nuestro planeta.

La noticia que ha remecido el mundo de los coleccionistas y los entusiastas de la ciencia es la venta de un gigantesco trozo de suelo marciano, un meteorito genuino proveniente de Marte, que alcanzó la estratosférica cifra de 5.3 millones de dólares en una subasta. Este evento no solo establece un nuevo récord, sino que subraya el creciente interés, y el valor monetario, de los objetos extraterrestres.
Un viaje épico desde el Planeta Rojo a la vitrina de un coleccionista
Este meteorito en particular, cuyo nombre científico es NWA 12690 (una designación que indica su origen en el Noroeste de África), es excepcionalmente raro por su tamaño y su clara procedencia marciana. Los científicos confirman su origen marciano basándose en su composición química y gases atrapados en su interior, que coinciden con la atmósfera de Marte tal como la conocemos gracias a las misiones de la NASA.

El fragmento, de un tamaño considerable para un meteorito de este tipo, es un testimonio tangible de la violenta historia geológica del Planeta Rojo. Se estima que fue eyectado de la superficie de Marte por el impacto de otro asteroide, viajó por el espacio durante millones de años y finalmente se estrelló en la Tierra, siendo descubierto en el desierto del Sahara.
La venta por 5.3 millones de dólares es un hito. Refleja no solo la rareza del objeto, sino también la fascinación humana por lo extraterrestre y el deseo de poseer una pieza física de otro mundo. En el mercado de los meteoritos, los fragmentos de Marte son los más codiciados, seguidos por los de la Luna. Estos son extremadamente escasos, y la mayoría de los que llegan a la Tierra son muy pequeños, haciendo que un espécimen de este tamaño sea una verdadera joya para cualquier coleccionista.

¿La próxima fiebre del oro espacial? Implicaciones de un mercado creciente
La alta demanda y los precios récord de los meteoritos, especialmente los de origen planetario, plantean preguntas interesantes sobre el futuro del “mercado de rocas espaciales”. Si bien hasta ahora la recolección ha sido principalmente fortuita (encontrar meteoritos después de su caída), el aumento de valor podría incentivar búsquedas más organizadas o incluso, a largo plazo, operaciones especializadas. Ya hay compañías espaciales que miran a los asteroides ricos en minerales como una futura fuente de recursos, y este tipo de subastas demuestran que hay un apetito considerable, no solo industrial, sino también de coleccionismo por los materiales cósmicos.

La venta de NWA 12690 no es solo una transacción; es un recordatorio de que la inmensidad del espacio no está tan lejos como parece. Un trozo de otro planeta, que fue parte de la superficie de Marte, que ha sido testigo de su evolución y sus misterios, ahora descansa en una colección privada en la Tierra. Es un puente tangible entre mundos, un pedazo de historia cósmrica que ahora tiene un precio de lujo. La próxima vez que mires al cielo, quizás no solo veas estrellas, sino también futuras piezas de colección esperando su viaje a la Tierra.

