El presunto hallazgo de vida en el exoplaneta K2-18b sigue siendo la noticia más importante de los últimos 30 años, en la astronomía y en la comunidad científica en general. Encontrar presencia de vida extraterrestre es una de las metas que más se persiguen dentro de la exploración espacial. Tenemos la necesidad de saber si realmente estamos solos o no, dentro de los 13.800 millones de años luz que tiene el Universo.
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K2-18b es un exoplaneta cercano a la Tierra, tomando en consideración las escalas universales. Está a 124 años luz de distancia y había sido descubierto en el 2015, por la misión espacial Kepler, de la NASA.
Observaciones sobre este planeta rocoso, 2.6 veces más grande que la Tierra con una masa superior en 8.6 veces que la nuestra, hacen de K2-18b un candidato a registrar condiciones de la vida tal y como la conocemos.
Una reciente investigación, liderada por la Universidad de Cambridge haciendo uso del Telescopio Espacial James Webb, encontró firmas de dimetil sulfuro (DMS), un elemento químico que en nuestro planeta se producen a través de organismos vivos.
Sin embargo, la comunidad científica se divide en un grupo que piensa que los investigadores de este proyecto, se apuraron en anunciar el posible hallazgo de vida, ya que el DMS no es exclusivamente producido por microorganismos biológicos.
Comunidad científica dividida
Teresa Guerrero, periodista de El Mundo, entrevistó a Carlos Briones, investigador del Centro de Astrobiología (CAB/CSIC-INTA). El experto explicó que, aunque sí es muy interesante el hallazgo de Cambridge, no es certero en términos científicos. El letrado indica que se tendrían que haber encontrado biomarcadores más auténticos, para poder determinar el hecho de haber encontrado vida extraterrestre.

"Me ha sorprendido que medios muy prestigiosos hayan lanzado las campanas al vuelo y hayan hecho afirmaciones que no están basadas en hechos. Son titulares muy optimistas", le dijo Briones a la periodista antes citada.
"El gran problema es que el dimetilsulfuro no es en sí mismo un biomarcador: es decir, una molécula que sólo los seres vivos puedan formar. Y apoyar toda la propuesta en una molécula que la propia química puede generar sin necesidad de biología no es una prueba definitiva ni lo más cercano a encontrar vida“, añade el experto.
“Para decir que hemos encontrado vida habría que encontrar un auténtico biomarcador. Es decir, una proteína o un fragmento de ADN o ARN o, si no, una molécula orgánica muy grande y compleja como las que sólo hacemos los seres vivos porque hay un metabolismo“, sentenció Carlos Briones.
"Yo pienso que se vienen un poco arriba“, destacó el investigador.

