En la historia de la exploración espacial, los astronautas latinos han logrado posicionarse y dejar su propia huella en la historia. Por ejemplo Franklin Chang-Díaz, un astronauta de origen costarricense que realizó siete vuelos espaciales y fue protagonista del desarrollo del VASIMR, un propulsor de plasma para futuras misiones a Marte. O también podemos destacar a José Hernández, quien creció en una familia de campesinos migrantes y no aprendió inglés hasta los 12 años, pero que terminó por convertirse en astronauta de la NASA, volando en la misión STS-128 del transbordador espacial Discovery en el año 2009.
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¿La pionera? Ellen Ochoa, quien se convirtió en la primera mujer de ascendencia latina en viajar al espacio, logrando completar cuatro misiones espaciales y más de 950 horas en el espacio.
La latina que musicalizó su misión al espacio
La carrera de las mujeres en el espacio comenzó en los años 60′ de la mano de Valentina Tereshkova, y hasta el día de hoy continúa sumando nombres a este extenso listado de profesionales. Respecto a la ascendencia latina, la primera fue Ellen Ochoa, quien se embarcó en su primer viaje espacial en abril de 1993 a bordo del transbordador Discovery.
Pero volvamos un par de años atrás. Antes de alcanzar las estrellas, Ochoa se graduó en física y luego obtuvo un doctorado en ingeniería eléctrica de la Universidad de Stanford. Según se puede leer en su biografía, pudo haberse dedicado a la música de forma profesional, específicamente a la flauta, y que incluso era “mejor visto” que ser ingeniera. Pero eligió las ciencias.
Así, durante su carrera en la NASA comenzó como investigadora, tiempos en los que incluso patentó innovaciones en sistemas ópticos. Luego, durante su primera misión, Ochoa realizó importantes estudios solares y atmosférico, y también integró su pasión por la música al elegir llevar su flauta para interpretar música en microgravedad. Aquella fue una icónica fusión entre arte y ciencia, y se realizó con el objetivo de transmitirle un poderoso mensaje a la juventud de dicha época, enseñándoles cómo es la vida en el espacio.
En total Ellen Ochoa completó cuatro misiones espaciales durante toda su carrera en la NASA. Aquellas fueron las misiones STS-56 en 1993, STS-66 en 1994, STS-96 en 1999 y STS-110 en 2002, acumulando exactamente 978 horas en el espacio.
Posteriormente, Ochoa continuó trabajando con la NASA en la supervisión del desarrollo de tecnologías avanzadas y fomentando la inclusión de más mujeres en la ciencia aeroespacial. Actualmente su legado se extiende más allá de los logros técnicos, pues a sus 66 años continúa siendo una incansable promotora de la educación STEM entre las minorías y las mujeres, utilizando su propia historia para impulsar cambios en la sociedad.
