El estudio de los agujeros negros es algo que obsesiona a los científicos. Décadas de investigación sólo ofrece información a cuentagotas y una enorme cantidad de posibilidades que viven en las teorías.
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Nadie sabe con certeza lo que hay dentro de un agujero negro. Lo único seguro es que nada, ni siquiera la luz con su violenta rapidez, escapa de uno de estos fenómenos masivos.
En el universo de teorías sobre ellos, aparece una presentada por un científico que plantea la posibilidad de poder extraer la energía de un agujero negro, para crear una bomba de una magnitud sin precedentes, o para usos comunes que nos ayude a avanzar como raza.
Se llama proceso de Penrose, y es una teoría propuesta por Roger Penrose en 1969, físico británico que estaba obsesionado por conocer todo sobre los agujeros negros.
Para que sea posible eso que plantea Penrose debe existir una región de los agujeros negros llamada ergosfera, una zona del espacio-tiempo que rodea a un agujero negro y en la que la rotación del agujero negro arrastra a todo lo que se encuentra dentro.
En el proceso de Penrose, un objeto material entra en la ergosfera de un agujero negro y se divide en dos partes. Una parte cae a través del horizonte de sucesos hacia el agujero negro, y la otra parte escapa hacia el infinito. Sin embargo, la parte que escapa tiene más energía que la parte que cae.
Esta ganancia de energía se produce debido a que la parte que escapa tiene un momento negativo. En la relatividad general, el momento es una cantidad que combina la masa, la velocidad y la dirección de un objeto. El momento negativo es una cantidad que no se puede encontrar en el mundo cotidiano, pero que es posible dentro de la relatividad general.
La energía que se obtenga de los agujeros negros podría utilizarse para fines prácticos. Por ejemplo, podría utilizarse para generar electricidad o para propulsar naves espaciales. Sin embargo, el proceso también podría utilizarse para crear armas destructivas.