Una bacteria en el espacio es igual de peligrosa en el espacio o en la Tierra. Sin embargo, cuando alguno de estos organismos se desata en la Estación Espacial Internacional, el radio de acción para combatirlas se hace más complejo, debido a la lejanía del laboratorio orbital de la NASA.
Es por eso que la misma agencia espacial estadounidense desarrolla un complejo proyecto para combatirlas, ya que los astronautas cuentan con muchas limitantes para enfrentarlas. Estos organismos pueden enfermar a las personas que estén dentro de la nave o dañar el funcionamiento de dispositivos: en un abrir y cerrar de ojos podría generar un verdadero caos.
La científica guatemalteca Pamela Flores, investigadora de la Universidad de Colorado, en Estados Unidos habló en exclusiva con Hipertextual para hablar de las iniciativas que su casa de estudios trabaja con la NASA, para enfrentar este problema.
En primer lugar, para separar una cosa de la otra, Flores señala que las bacterias en la Estación Espacial Internacional llevan el nombre de biopelículas. Uno de estos organismos obstruyó tubos y filtros que los astronautas usan en la nave para la recuperación de agua.
Entonces, tuvieron que enviar estos aparatos hacia la Tierra para hacerles una limpieza. Lo que se traduce en un gasto elevado porque, como todos sabemos, el transporte hacia el espacio no es económico. Todo este preámbulo es necesario tenerlo claro para comprender la magnitud del proyecto que encabeza Pamela Flores, en su conversación con Hipertextual.

Eliminar las bacterias de la ISS es el objetivo de la NASA
Los científicos proponen utilizar “una superficie impregnada con lubricante, LIS (por Lubricant Impregnated Surface). Encontramos que redujo la cantidad de biopelículas adheridas en la superficie a comparación de otros materiales como el acero inoxidable. No sabemos con certeza el mecanismo de acción por el cual el crecimiento bacteriano fue inhibido, pero estimamos que inhibe la adhesión de las bacterias”, dijo Flores al medio citado.
Experimentaron con hongos. “Usamos pequeñas púas similares al pasto, sin lubricante. En ese caso, también se reduce la formación en la superficie, en relación con otros materiales como acero inoxidable o fibra de carbono. Eso ocurre tanto en la Tierra, como en el espacio en microgravedad.
En el futuro y con más investigación, si lográsemos descubrir el mecanismo de inhibición, por ejemplo, si fuera debido a la carga de la superficie, podríamos inhibir el crecimiento de los hongos utilizando un método más sencillo y generalizado como polarizar la superficie”, explicó Pamela Flores en referencia al objetivo de combatir las bacterias en la Estación Espacial Internacional.
