Velocidades de rotación diferentes, tamaños distintos, aspectos diversos e incluso característicos para identificar a cada uno. Pero los ocho planetas que conforman el Sistema Solar tienen algo en común, todos y cada uno: su forma redonda.
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Mercurio, Venus, Tierra y Marte son conocidos como planetas interiores o rocosos, mientras que Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno como exteriores o gaseosos. No tienen la misma esfericidad, ciertamente, pero ninguno es cuadrado, piramidal o hexagonal. ¿Pero por qué?
De acuerdo con un informe publicado en el sitio web de Nat Geo, los científicos concluyen que los planetas tienen una forma redonda todos por la propia creación del Sistema Solar, combinada con el efecto de la fuerza de gravedad.
Si bien es cierto que hace 4.600 millones de años la galaxia no adoptaba la forma que tiene hoy, el equilibrio conformado por la enorme nube de polvo y gas se rompió por la desestabilización y colapso de la misma, lo que causó que la materia en suspensión queadara congregada en ciertas áreas de la nube, dando lugar a zonas de mayor densidad, atrayendo más materia y creando cuerpos rocosos más grandes.
El resultado final: la mayor parte de la materia y el gas quedó congregado en lo que es actualmente el Sol, mientras que los cúmulos más pequeños quedarían gravitatoriamente atados a ese centro y pasarían a alinearse para orbitar a su alrededor dando lugar a lo que se conoce como disco protoplanetario.
¿Por qué la forma de esfera?
Hay que tener en cuenta que esos cúmulos rocosos constituyen realmente un centro gravitatorio que tratará de atraer a su alrededor a todo lo posible. Por lo tanto, la única distribución que permite que toda la materia se sitúe lo más cerca posible del centro de gravedad es la esférica.
Otra cosa a destacar es que si bien todos parecen pelotas, realmente sus formas esféricas tienen características únicas debido a que se formaron mediante el procedimiento de acumulación de material y ajuste isostático, por lo que el proceso varió de unos a otros.
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Un ejemplo de esto es que, como fue el Sol el punto que atrajo más cúmulos de materia y gas, los planetas interiores tardaron mucho más en formarse, debido a la falta de material, y adquirieron un tamaño mucho más pequeño.
Finalmente, hay que mencionar que ninguno es perfectamente redondo. Todos los planetas rotan sobre sí mismos, de forma que esa fuerza de rotación contrarresta a la de gravedad, haciendo que se achaten ligeramente y ni siquiera se deforman de la misma forma porque su velocidad de rotación es diferente.