Espacio

La explicación científica de por qué los astronautas no pueden oír sus propios gritos en el espacio

La oscuridad e inmensidad del espacio se vuelve más aterradora cuando sabemos que nadie nos escucharía afuera.

Astronauta
Astronauta (Unsplash)

Estar en el espacio puede ser tan hermoso como aterrador. Los pocos afortunados que lo han logrado tienen el privilegio de haber disfrutado de una panorámica inédita para la mayoría de los seres vivos. Sin embargo, el proceso que atraviesa un astronauta para alcanzar esta meta y las condiciones a las que se enfrenta no son para nada fáciles.

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Estar en el espacio es, en líneas generales, someterse a condiciones totalmente diferentes a las de la Tierra. No es la misma gravedad, no hay oxigeno para respirar y ni siquiera hay sonidos para registrar en las afueras de las naves o sondas espaciales.

Las naves espaciales, por mucho que la ciencia ficción nos muestre otra cosa, no registran sonido en el espacio mientras transitan. Los humanos, en dichas condiciones, tampoco somos capaces de registrarlos. ¿Por qué ocurre este fenómeno? Hay una explicación científica que lo detalla con peras y manzanas para que lo comprendamos todos.

El sonido en el espacio

De acuerdo con lo que reseña La Sexta, para comprender este fenómeno hay que saber como ocurre el sonido. Es una onda de presión que necesita un conductor elástico y de esta manera propagarse. Entonces, las regiones fuera de los planetas no registran esa elasticidad y por lo tanto no hay manera de que se escuche algo con facilidad.

Hay una serie de elementos que son capaces de hacer ruidos como las nubes de gases interestelares. Pero sus átomos no son capaces de llegar de forma sencilla a los tímpanos. “Los seres humanos nos quedamos sordos en el espacio, ya que nuestros oídos no son suficientemente agudos”, es la base de la explicación.

Dependiendo de los mundos de lo densas que sean sus atmósferas el ruido viaja más o menos. En Marte, de acuerdo con datos científicos obtenidos un grito puede viajar 15 metros de distancia antes de disiparse. En la Tierra, este mismo proceso llega a 1 kilómetro.

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