No hay ironía que salve esto: Saitama no pudo contra la animación. La tercera temporada de One Punch Man prometía redención y acabó estampando el hype contra el pavimento. Con “Motley Heroes” haciendo récords… de los malos, la conversación ya no es si la serie decepciona: es cuán profundo seguirá cayendo.
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El récord que nadie quiere: 1,8/10 y bajando
La cifra duele y sigue en descenso con cada reseña: 1,8/10 para el capítulo 6 lo coloca como el anime peor calificado de 2025. Para dimensionar el desastre, el vilipendiado final de The Promised Neverland T2 se queda en 2,9.
La comunidad lo percibe como un episodio estático, sin pulso, con comparaciones durísimas: “hace que la T2 de Blue Lock parezca la película de Chainsaw Man: Reze Arc”. Hipérbole o no, el veredicto popular es demoledor.
J.C. Staff, contra las cuerdas
La producción corre por cuenta de J.C. Staff, estudio que ya habría reconocido límites de recursos para un proyecto de esta escala.
El resultado se nota: planos rígidos, animación ahorrativa y coreografías que no transmiten impacto —pecado mortal para una saga construida sobre velocidad, timing y contundencia visual.Sin animación de élite, One Punch Man pierde su alma.
El contraste de plataformas: Japón aguanta, el resto deserta
Mientras en Netflix Japón el desempeño es “decente”, en plataformas globales como Crunchyroll las métricas y la recepción son catastróficas.
La conversación social está dominada por memes, quejas y notas bajas, con una indignación amplificada por un dato clave: seis años de espera para una temporada que no cumple. La paciencia del fandom no es infinita, y aquí ya pasó la línea roja.
El fantasma de Madhouse (y la palabra “cancelación”)
La nostalgia hace su trabajo: “Que vuelva Madhouse” es el coro más repetido. Otros, más fatalistas, piden una cancelación piadosa antes de seguir erosionando una marca que fue sinónimo de excelencia técnica y sátira brillante.
La temporada va a la mitad, y el temor es concreto: ¿podría caer aún más bajo? Y es que la tercera temporada no solo falla; reescribe —para mal— el estándar de la franquicia.
¿Qué queda por salvar?
Si la producción quiere detener la hemorragia, urge:
- Reforzar el equipo de animación en los tramos clave (clímax y set pieces).
- Priorizar la dirección de acción y el storyboarding por encima de rellenos y planos reciclados.
- Comunicación transparente con el fandom: hoja de ruta, parches de producción y expectativas realistas.
Hasta entonces, la pregunta queda en el aire, con un toque de dolor fan: ¿seguir por lealtad o abandonar ante el desastre visual?
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Lo único claro es que Saitama no perdió la fuerza; la perdió la serie que debía convertir cada golpe en espectáculo. Y hoy, el KO fue para One Punch Man.

