No es ningún secreto que animar Dragon Ball Z fue una hazaña. Entre gritos, rayos de Ki y explosiones épicas, la serie más famosa de Akira Toriyama dio vida a casi 300 episodios entre los años 1989 y 1996. Pero con una producción semanal y métodos tradicionales de animación, la calidad podía variar... mucho.
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Sin embargo, de entre toda la colección, hay uno que se lleva la corona por su excelencia visual: el episodio 242, titulado “La resurrección de Gohan. ¿El arma secreta de los Kaioh Shin?”
Este capítulo, parte de la saga de Majin Buu, no solo destaca por su narrativa tensa y llena de acción, sino por un despliegue visual que lo pone en un pedestal.
¿La razón? Un nombre que los fans más clavados ya conocen: Naotoshi Shida, un maestro de la animación que convirtió este episodio en una pequeña joya dentro del universo de Goku y compañía.
Cuando el anime roza el arte: El toque Shida
Durante años, Toei Animation contó con la ayuda de múltiples estudios externos para mantener el ritmo de producción de la serie. Algunos episodios eran correctos, otros... no tanto. Pero cuando Shindo Productions estaba a cargo, y más aún si Naotoshi Shida tomaba el lápiz, el resultado era oro puro.
En el capítulo 242, Shida se lució con una animación que parecía sacada directamente de las páginas del manga. Los trazos eran precisos, los sombreados vibraban con intensidad y los movimientos fluían con una naturalidad que aún hoy impresiona.
En especial, los primeros planos de personajes como Goku, Piccolo, Kaioshin, Gohan, Goten y Trunks parecen sacados de una producción cinematográfica.
Una tensión que se siente en cada frame
El episodio no solo brilla por su estética. A nivel narrativo, hay una atmósfera de peligro creciente cuando Babidi lanza una amenaza telepática global, buscando a Goten, Trunks y Piccolo.
La ciudad se sumerge en un caos silencioso mientras los héroes analizan sus siguientes movimientos, y la animación potencia esa sensación de “algo grande se avecina”.
La acción no tarda en llegar: Goten y Trunks, en modo Super Saiyan, se enfrentan brevemente a Mr. Popo. Aunque la escena es corta, está animada con una energía desbordante. Y todo, envuelto en fondos urbanos detallados y colores que juegan con la tensión dramática.
El episodio que todo fan debería volver a ver
En una serie tan extensa como Dragon Ball Z, es fácil perder de vista capítulos específicos. Pero el episodio 242 no solo resiste el paso del tiempo, sino que sigue siendo una referencia en términos de calidad artística dentro del anime clásico.
Más allá de la nostalgia, representa el momento en el que la televisión japonesa de los 90 se acercó peligrosamente al cine… y todo gracias a un equipo que, por una semana, lo dio todo.
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Así que si estás haciendo un rewatch de Dragon Ball Z, no te saltes el 242. Y si nunca lo habías notado, este es el momento perfecto para descubrir por qué muchos lo consideran el mejor animado de toda la serie.

