Las consolas portátiles están viviendo su mejor momento. Nunca fue tan fácil llevarse los juegos en el bolsillo… bueno, en una mochila grande, pero se entiende la idea. Sin embargo, mientras los fabricantes meten cada vez más potencia en estos pequeños bichos, aparece un problema que no es precisamente nuevo: ¿cómo hacemos para que no se queden sin batería en dos horas ni se calienten como una sartén?
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Mucha potencia = poco juego… si no lo controlas
Esto es de primero de hardware: a más potencia, más calor y más consumo. Y eso no se lleva bien con una consola portátil, que se supone que debe ser cómoda, silenciosa y con batería suficiente como para no buscar el enchufe cada media hora.
Hoy tenemos máquinas como la Steam Deck, ASUS ROG Ally, Lenovo Legion Go o las de Ayaneo, que montan APUs parecidas a las de un portátil… pero en cuerpos más pequeños. Suena bien en teoría, y de hecho corren juegos AAA bastante decentes, pero no todo es color de rosa:
- Se calientan
- Hacen ruido
- La batería vuela
- Y a veces el rendimiento baja por culpa del thermal throttling (cuando el sistema se autolimita para no freírse por dentro).
¿Y si las usamos conectadas? Ah, eso cambia todo
Para evitar estos problemas, muchos fabricantes apuestan por usar dockings. Así, la consola se convierte más en un mini PC que en una portátil:
- Conectada a la corriente
- Mejor ventilación
- Modo turbo activado
Pero claro, en ese punto… ya no es tan portátil.
¿La solución? Tecnología (y un poco de magia)
El reto está en encontrar el punto justo. Y para eso, los fabricantes están probando cosas bastante locas:
- Refrigeración líquida en miniatura
- Ventiladores antigravedad
- Cámaras de vapor gigantes
- Inteligencia artificial que optimiza la energía
Todo eso para no tener que elegir entre que la consola vuele… o que dure más de dos partidas al Mario Kart.
¿Y el futuro?
Con los chips cada vez más eficientes (hola, litografía de 2 nm), parece que en unos años no tendremos que elegir entre batería y potencia, sino que podremos tenerlo todo. Pero, de momento, el dilema sigue vivo:¿Prefieres jugar más tiempo, o jugar mejor?
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Sea cual sea tu respuesta, los fabricantes están en plena búsqueda del equilibrio perfecto. Y quién sabe, tal vez esa búsqueda nos lleve a las próximas grandes revoluciones en el mundo del gaming portátil.

