La muerte en Dragon Ball no es exactamente el final: es una pausa dramática con filtro sepia. Shenlong y Porunga han devuelto media docena de héroes y villanos, pero algunos nombres siguen guardados en la cápsula del tiempo, esperando su arco de redención, su revancha o, mínimo, un abrazo pendiente.
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Si los fans pudieran tomar el control del radar del dragón, estas serían las resurrecciones que romperían internet y harían llorar hasta al mismísimo Mr. Satán.
Raditz, el hermano incómodo que hoy sería oro
Raditz aparece, suelta la bomba de que Goku es saiyajin y— ¡zas!— se va antes del primer refill de senzu. En 2025, con la fiebre por los “villanos redimidos”, su regreso sería dinamita.
Imagina a Goku intentando enseñarle buen karma a su propio hermano, Vegeta mirándolo de reojo, y Gohan preguntándose cómo se trata a un tío que intentó secuestrarte. La serie ha perdonado cosas peores; Raditz merece, como mínimo, un intento de ponerse el gi.
El Rey Piccoro frente al espejo: “¿en qué te convertiste, hijo?”
El demonio que partió en dos la inocencia de la primera serie tendría un reencuentro irresistible con Piccolo actual: maestro zen, tutor del multiverso y figura paterna de Pan. Ver al padre oscuro encarar a su reencarnación heroica sería un festín de diálogos y golpes con clase.
Y sí, todos queremos el momento “orgulloso pero gruñón” cuando lo vea en modo Naranja.
Dabura, la corona caída del Reino Demonio
Su carisma diablesco, su espadazo elegante y ese escupitajo que petrifica todavía piden revancha. DAIMA ya abrió la puerta para explorar el inframundo con más seriedad.
Un Dabura renacido, disputando el trono a cualquier majin oportunista, pondría a trabajar a Piccoro, Vegeta y hasta a los Kaiō-shin. Y si vuelve con un plan que no incluya a Babidi gritándole… mejor.
Androide 16, el corazón más humano de todos
Ese “ama a la naturaleza y protege a los animales” que detonó el SSJ2 de Gohan nos marcó. Con 17 triunfando como guardabosques cósmico y Hedo fabricando héroes con capa, reconstruir a 16 encajaría perfecto.
Su serenidad, su mirada limpia y su puñetazo antikaijū harían de contrapeso a tanto power-up descontrolado.
Nappa, la nostalgia musculosa que pide segunda vuelta
Fue el primer terremoto de Z: arrasó, nos dejó sin medio plantel y pagó caro su soberbia. Pero… ¿y si vuelve, aprende a transformarse y entiende por fin el significado de “trabajo en equipo”?
Un Nappa Super Saiyajin con complejo de tío rudo para Trunks y Goten sería un espectáculo, y Vegeta tendría un capítulo entero solo para decidir si lo tolera o lo estampa.
King Cold, el suegro de hielo con secretos que contar
Trunks lo despachó tan rápido que casi no lo conocimos. ¿Cuántas formas tiene? ¿Qué sabe de los orígenes de Freezer y de ese monstruo llamado Black Freezer?
Resucitarlo como fuente de información (o amenaza calculadora) podría ofrecer la intriga política que a veces le falta a la saga, con la Patrulla Galáctica sudando frío de verdad.
Nail, el héroe de Namek que merece nombre propio
Vivió a la sombra de Piccoro desde que se fusionaron, pero no por falta de méritos. Con técnicas como la Fisión Espiritual Forzada en la mesa, separar conciencias ya no suena a imposibilidad.
Un Nail renacido, entrenado por el propio Piccoro, abriría un capítulo nuevo para los namekianos más allá del papel de “sabios del dragón”.
Gohan del Futuro, la cicatriz que sigue doliendo
Mentor, mártir e inspiración de Trunks. Su regreso—aunque sea temporal—le daría al dúo una misión a la altura de su leyenda. Verlo conocer a Pan y cruzar miradas con el Gohan actual, más académico que guerrero, sería fan service del bueno, del que te deja sonriendo con lagrimita.
Las Fuerzas Ginyu, coreografía, pose y caos
Absurdos, sí. Letales, también. Su vuelta, ya sea reinsertados como “escuadrón especial” de la Patrulla Galáctica o como reality show marcial del universo, aportaría humor físico bien cronometrado y peleas creativas.
Y si el Capitán Ginyu encuentra nueva víctima para su cambio de cuerpos… abróchense los cinturones.
Bardock, el eco del linaje que pide un abrazo
El padre de Goku dejó de ser solo mito para ganar matices en Super. Un encuentro real entre ambos, con Goku procesando su herencia y presentándole a Gohan, Goten y Pan, sería dinamita emocional. Luego ya vemos si pelea, pero primero ese choque de manos y ese “gracias por todo”.
¿Se puede revivir a todos?
Las reglas de las esferas no son un buffet libre: hay límites, equilibrios y consecuencias. Pero Dragon Ball siempre brilló cuando combinó puños con corazón, y estas regresos potenciales no son solo por nostalgia; abren caminos de crecimiento, diálogos pendientes y conflictos nuevos.
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Si el próximo deseo enciende uno de estos regresos, que sea con sentido: menos coleccionar transformaciones, más contar historias que importen.

