Dragon Ball es un pilar del manga y el anime, pero ni sus momentos más icónicos libran las críticas. Desde comparsas vacunadas de relleno hasta un protagonista omnipresente, recopilamos diez señalamientos que, vistos con honestidad, resultan difíciles de refutar.
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1. El pico de gloria… y la cuesta abajo
Todos coinciden en que las sagas de los Saiyajin y Freezer son legendarias, pero tras ellas la calidad cae. Cell tiene flashes geniales, pero no mantiene el nivel de tensión inicial, y Buu, pese a sus batallas grandes, no iguala el aura de un villano como Freezer.
2. Relleno que pierde el rumbo
Aunque hay episodios de relleno memorables (Goku aprendiendo a conducir), la mayoría de las tramas extra —el falso Namek, luchas ajenas al canon— solo estiran la historia y rompen el ritmo. Muchos fans directamente los ignoran o los consideran olvidables.
3. “¿Otro deseo más?”: abuso de las Dragon Balls
Lo mágico de reunir las siete esferas se diluye cuando se usan para revivir a todos los personajes una y otra vez. En Namek se da el colmo: deseos que regresan muertos, ciclos de 130 días y resurrecciones fáciles, haciendo de la muerte un simple trámite.
4. Gohan, el héroe confuso
Gohan apuntaba a relevar a Goku en la saga de Cell, pero el guion dio marcha atrás. Luego lo meten en subtramas académicas que nunca van a ninguna parte, hasta volver a pelear sin un plan claro para su evolución. El pobre Gohan da bandazos de arco en arco.
5. Ritmo entre lodo y vértigo
Dragon Ball alterna pasajes donde la acción dura un suspiro con otros donde un combate se extiende durante ¡22 episodios! Sin puntos intermedios: o aburrimiento mortal o desenfoque por exceso de intensidad.
6. Historias a golpe de impulso creativo
Toriyama armaba tramas sobre la marcha: Androides 19 y 20 iban a ser los villanos principales, pero luego cambiaron a 16, 17 y 18; y finalmente llegó Cell. Este “cámbialo todo” a mitad de camino deja subtramas inconclusas y deslavazadas.
7. Sagas clonadas una y otra vez
Tras el gran salto de Freezer, los arcos posteriores repiten esquema: un enemigo más fuerte aparece, entrenamiento acelerado, nueva forma, batalla final… y vuelta a empezar. Esa sensación de “ya lo he visto” pesa con cada nuevo villano.
8. Personajes femeninos en segundo plano
Sacando el honroso caso de Bulma, personajes como Milk o el Androide 18 terminan reducidas a apoyos, amas de casa o simples intereses amorosos. Pocas veces brillan en peleas o reciben arcos que aprovechen su potencial.
9. Humor pasado de tono
El toque picante de Roshi y bromas sexuales eran novedad en los 80, pero hoy chirrían: insinuaciones, coqueteos bruscos y escenas que rompen el tono épico de la trama. Para espectadores modernos, el cambio de registro puede resultar incómodo.
10. Goku, el todopoderoso
Con un universo tan amplio, cuesta celebrar a tantos personajes cuando siempre salva Goku. Su protagonismo absoluto ahoga el desarrollo de otros y anula la sorpresa: da igual lo grave que sea la amenaza, todos sabemos que Goku acabará imponiéndose.
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Aceptémoslo: Dragon Ball es un clásico inigualable, pero estas objeciones tienen más de razón de lo que nos gusta admitir.