El arte urbano representado a través de los grafitis requiere de un talento excepcional. Sin embargo, no es de los favoritos de la gente en las ciudades del mundo. Sus colores y expresiones han quedado estigmatizadas hacia los mensajes de las viejas pandillas, en los Estados Unidos de los años ochenta.
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Es necesario que nos actualicemos. Ya eso no es así. Las expresiones que se plasman en un mural requieren de una mente creativa para lograr que una pared se convierta en una especie de museo. Porque sí, estas pinturas están al nivel de cualquier cuadro de galería.
Es algo con lo que luchan los artistas urbanos. Algunos lo sufren y se desaniman. Y otros, como el que les vamos a presentar a continuación, busca la manera de encontrar otro foco con el simple objetivo de llevar alegría.
Se trata de Víctor Salgado, quien trabaja bajo el pseudónimo de DEES (así lo encuentran en las redes sociales). El artista viene colmando los murales de Talca con brutales ilustraciones de Dragon Ball.
Goku, Vegeta, Majin Buu y Vegetto son solo algunas de los tantos murales que lleva en esta ciudad chilena, situada unos 250 kilómetros al sur de Santiago, capital del país austral.
Vimos el trabajo de DEES y de inmediato nos maravilló su iniciativa. Entonces, nos comunicamos con él y en un par de minutos comenzamos a charlar.
Quisiera decir que fue una entrevista, pero en realidad fue una conversación en la que nos contó el giro que le dio a su arte al comenzar a hacer cosas de Dragon Ball; impactó de manera positiva en la gente.
“La gente reacciona distinto a Dragon Ball”
Víctor (o DEES) comenzó con este arte entre los años 2004 y 2005. Se detuvo un tiempo para culminar sus estudios y retomó en el 2013. Así pasó la vida, entre trabajos y sacar tiempo libre para plasmar su arte que no tenía la trascendencia que él buscaba.
En el 2016 o 2017 -no lo recuerda bien- pintó algo de Dragon Ball: “un Vegeta con un Babidi y un Majin Buu”, nos dice.
“Y me di cuenta que la gente reaccionaba distinto a cuando pintábamos letras. Se acercaban, nos miraban, iban con los niños a sacarse fotos, entonces comprendí que podía generar una empatía entre el muralismo-grafiti-arte urbano y la población, ya que la mayoría de la gente toma a los graffiteros como puros ‘vagos’ que rayan y no hacen nada”, añadió.
Desde entonces se dedicó a pintar murales de Dragon Ball, sin abandonar el arte de las letras “porque eso me encanta también”, señala DEES.
Con color se sale de la decadencia
Pintar, adornar o simplemente cuidar es a veces la acción más mínima para que algo salga de la decadencia y genere alegría. Eso fue lo que hizo DEES con sus murales de Dragon Ball.
“Empecé a buscar lugares que estuvieran en decadencia o lugares con una buena ubicación, para que más gente lo viera, y no quería hacer murales chicos, por eso buscaba murallas de 6 o 10 metros de largo, para que la gente pasará y realmente generará un impacto”, explica el artista urbano.
“Hoy en día llevo aproximadamente unos 10 murales y cada vez es más la gente que ‘me tira’ su buena vibra, ya sea caminando, en auto, tocando bocina, levantando el pulgar en signo de aprobación...”.
Un hobby costoso
No obstante, no es fácil su trabajo, debido a que todo sale de su bolsillo. Nadie costea las latas de pintura que debe comprar y el tiempo que dedica a cada mural.
“Yo corro con todo y pintar un mural así igual sale como entre 50 y 100 (mil pesos chilenos) por parte mínima. Entonces a veces tener esos recursos no es fácil, pero mientras se pueda se hará”, dijo.
Nos cuenta además que su otro animé favorito son los Caballeros del Zodiaco y le gustaría añadir algún mural de los Santos de Bronce. Quizás, si las cosas siguen bien tiene entre sus planes meter algo de Supercampeones, Slam Dunk o Conan.
¿Las redes sociales de DEES? Las tienen a lo largo de la nota. Pero si no las vieron, aquí va el enlace @DEES.