¿Cuándo será el fin del mundo? Es una pregunta que nadie puede responder con certeza. Una de las videntes más reconocidas del mundo, la popular Baba Vanga, dice que este evento ocurrirá en algún momento del año 5.079. Pero la ciencia tiene otro plan para advertiros del oscuro final.
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Se trata del Reloj del Apocalipsis, un artefacto que anteriormente hemos mencionado en Fayerwayer. Ideado y fabricado por investigadores de la organización Boletín de Científicos Atómicos, de la Universidad de Chicago, se mantiene en constante monitoreo de la actividad en la Tierra para determinar si necesita de una actualización.
El concepto del Reloj del Apocalipsis es marcar las 12 horas que tiene uno de estos artefactos que mide el tiempo. Su tránsito no es igual al que conocemos y que usamos en la cotidianidad. Sino que esta organización lo actualiza cuando hay un evento relacionado a dos situaciones específicas.
En primer lugar, el calentamiento global o eventualidades naturales de la Tierra, esas que se ven afectadas por la mano de la humanidad y los peligros nucleares, que se pueden relacionar a las guerras.
“A 100 segundos del final...”
La última actualización nos tiene que alarmar. De acuerdo con las consideraciones del Boletín de Científicos Atómicos solo estamos a 100 segundos de la oscura media noche. Dicha modificación sucedió en 2020, en parte, a raíz de la pandemia.
Tomando en cuenta las últimas actualizaciones, para la primavera estadounidense de este 2022 se esperaba una nueva modificación relacionada al peligro del enfrentamiento entre Rusia y Ucrania.
Cuando la situación en Corea del Norte se recrudeció, en el 2017, los científicos adelantaron el tiempo en el 2018. En ese momento declararon lo siguiente:
“El programa de armas nucleares de Corea del Norte avanzó notablemente en 2017, aumentando los riesgos para ese país en sí mismo, otras naciones de la región y Estados Unidos. La retórica hiperbólica y las acciones provocadoras de las dos partes han aumentado la posibilidad de una guerra nuclear por accidente o por un error de cálculo”.
Afortunadamente para los científicos del Boletín en Chicago, estas situaciones no merecen un avance en el segundero. El reloj tiene la particularidad de que se puede retrasar. Lo más lejos que estuvo del final fueron 17 minutos en 1991.