Existe en la cultura popular contemporánea una fascinación innegable en torno a los zombis. Tal vez ha quedado lejos aquella época de furor donde nacieron franquicias como The Walking Dead.
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Pero es innegable que todavía se mantienen como un elemento presente de popularidad intermitente entre nuestros productos de consumo cultural.
El perfecto ejemplo de ello lo tenemos con producciones como Marvel Zombies o la última película de Resident Evil: Bienvenidos a Raccoon City, una cinta peculiar que, mientras no se pece que purista encumbrando el canon de los juegos, resulta ser una de las más gratas sorpresas del año.
Todo eso está muy bien, tener esta obsesión por esta clase de criaturas en el terreno de la ficción, el cine, los cómics y las series de TV.
El pequeño gran problema es cuando la comunidad científica se une a esta fiebre colectiva y comienzan a hacer cosas para crear muertos vivientes reales. Justo como acaba de suceder.
La extraña historia del método OrganEx y los cerdos zombis
Resulta que un grupo de investigadores de la Universidad de Yale acaban de publicar en la última edición de Nature los pormenores de su más reciente proyecto de investigación.
En donde, básicamente, lograron crear una serie de zombis. Aunque no todo es tan potencialmente peligroso como podría sonar.
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Los científicos, a grandes rasgos, restauraron la función de múltiples células y órganos en cerdos una hora después de haber fallecido.
Para lograrlo primero indujeron un paro cardíaco a estos animales (previamente anestesiados), dejaron transcurrir 60 minutos y los trataron con OrganEx.
Este es un método y tecnología que consiste básicamente en utilizar un dispositivo de perfusión similar a una máquina de bypass para relevar la función de corazones y pulmones.
Fue en ese punto que inyectaron un fluido experimental con compuestos que pueden estimular la salud celular y suprimir la inflamación del cuerpo tras un paro respiratorio y cardiaco.
Fue así como al cabo de seis horas descubrieron que ciertas funciones celulares clave todavía estaban activas en distintas áreas del cuerpo, incluyendo el corazón, el hígado y los riñones.
De hecho en algún momento del proceso, las cabezas y cuellos de los cerdos comenzaron a moverse de la nada como si recuperaran la función motora, lo que abre espacio para más investigaciones:
“Podemos restaurar algunas funciones de las células, a través de múltiples órganos vitales, que deberían haber estado muertos. Estas células están funcionando horas después de lo que deberían.”
Es lo que marca en su proyecto de investigación el profesor Nenad Sestan, uno de los responsables de haber creado, técnicamente, los primeros cerdos zombis.
Los resultados de este experimento llevarán a la comunidad científica a replantearse qué es lo que sucede exactamente en el proceso de muerte de los mamíferos.