Ciencia

Cinco químicos latinoamericanos que cambiaron el mundo

Latinoamérica es una región que ha aportado mucho a esta ciencia

Parecería que en Latinoamérica las condiciones son menos favorables para que se desarrolle el trabajo científico.

Esto puede ser cierto ahora y lo ha sido antes, pero eso no quiere decir que no existan o hayan existido ejemplos de científicos destacados en todas las áreas de la ciencia. Y en el caso particular de la Química hay muchos ejemplos que vale la pena conocer.

Por ejemplo, en México nos sentimos orgullosos del trabajo de Mario Molina, que contribuyó a entender la descomposición del ozono en la estratósfera y así se pudo actuar para detener la destrucción de la llamada capa de ozono. Por su trabajo, Molina compartió el Premio Nobel de Química 1995 con Sherwood Rowland y Paul Crutzen.

Pero Mario Molina, ni es él único científico laureado con el Nobel de Latinoamérica, ni tampoco el único químico destacado que ha dado esta parte del mundo.

El elemento mexicano

Aunque Andrés Manuel del Río no nació en Latinoamérica, sus contribuciones a la química sí se realizaron aquí, en lo que entonces era la Nueva España y ahora es México.

Del Río vino a trabajar como encargado de la cátedra de Química del Real Seminario de Minería de la Nueva España. Pero sus contribuciones fueron más allá de la docencia: en 1801 descubrió un nuevo elemento químico que llamó eritronio.

Sin embargo, sus colegas químicos europeos desestimaron este descubrimiento. Unos cuantos años después, el químico sueco Nils Sefström anunció el descubrimiento del vanadio, que resultó ser el mismo eritronio.

Aunque desde entonces a del Río se le conoce como el descubridor de este elemento, en la tabla periódica quedó registrado como vanadio.

La bioquímica que advirtió sobre los radicales libres

La bioquímica argentina Rebeca Gerschman fue la primera científica en proponer que ciertas especies químicas reactivas, llamadas radicales libres, contribuyen en el deterioro de las células.

Gershman se formó como bioquímica en Argentina, y en sus estudios de doctorado fue cuando estudió la respiración celular y entonces encontró la relación de cómo ciertos radicales del oxígeno podían incrementar el envejecimiento celular.

Sus contribuciones fueron tan importantes, que se sabe que fue considerada para recibir un premio Nobel, pero no lo consiguió.

Los dos Nobel de Argentina

A diferencia de Rebeca Gerschman, estos dos químicos argentinos, sí consiguieron uno de los máximos reconocimientos para su trabajo: Luis Federico Leloir, recibió el Premio Nobel de Química en 1970 y César Milstein el Premio Nobel de Medicina en 1984.

Leloir fue el primer científico latinoamericano en ganar un premio Nobel de Química, “por su descubrimiento de los nucleótidos de azúcar y su papel en la biosíntesis de carbohidratos”, honor que además recibió de manera individual.

Tuvo además el mérito de que la mayor parte de su trabajo científico lo hizo en los tiempos de la dictadura argentina, que no fueron favorables para nadie, menos para la ciencia.

Por su parte Milstein, que también sufrió la persecución de la dictadura, hizo contribuciones muy importantes a la inmunología. Así, compartió el premio Nobel de Medicina con Niels Jerne y Georges Köhler “por las teorías sobre la especificidad en el desarrollo y control del sistema inmunológico y el descubrimiento del principio de producción de anticuerpos monoclonales”. Conocimientos muy valiosos, por ejemplo ahora en los tiempos de pandemia.

Las vidas y obras de Leloir y Milstein, ejemplifican que aunque las condiciones de trabajo sean adversas para la ciencia, las personas que se dedican a ella buscan la forma de hacer su labor lo mejor posible.

Pero también son un llamado para que todos, como ciudadanos, busquemos que esas circunstancias no se repitan.

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