Móviles

El celular plegable era lo lógico ¿Pero realmente lo necesitamos? [FW Opinión]

El celular plegable ya está casi entre nosotros y a esta altura vale la pena plantearse cuánto necesitamos realmente de esta innovación.

Hagamos un extraño ejercicio y respondamos la respuesta del título inmediatamente: NO, no lo necesitamos… pero lo queremos igual y aquí el porqué.

Es más, no necesitamos muchas cosas. No necesitábamos equipos con pantallas más grandes. No necesitábamos que después trataran de achicar los bordes dando como consecuencia, en muchos casos, un notch. No necesitábamos que dejaran de ser plásticos y resistentes y pasaran a ser de vidrio para soportar carga inalámbrica y/o simplemente verse más «elegantes».

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Como usuarios de móviles son muchas cosas las que no necesitamos, pero sería muy cínico por parte nuestra pensar que muchas de las innovaciones y tendencias que se han planteado los últimos años no nos han beneficiado de alguna u otra forma, aunque sea porque sí. Convengamos que cada vez es menos la gente que compra un celular por su real utilidad.

Los patrones de compra actualmente se basan en comodidades o en cosas «nice to have» como dicen en la industria y es de esa forma como los teléfonos de gamas que no pertenecen al sector del lujo se han ido diferenciando: implementando estas características, nos gusten o no.

Siempre el mayor anhelo de los fabricantes era el de poder crear un teléfono que fuera un simple pedazo de vidrio, sin bordes, sin interrupciones, ojalá transparente, completamente futurista y es esa utopía la que los hace caminar -y a veces correr- hacia distintas formas de acercarnos a aquello.

El primer paso fue darse cuenta que en Asia la gente quería celulares más grandes, porque la batería duraba más y consumir contenido multimedia y jugar eran la norma en móviles. Ya nos despedíamos del aparato que se podía usar con una sola mano de forma rápida y conveniente para dar paso a eliminar el concepto de «phablet», porque cuando algo es estándar se borra su antigua descripción. Los teléfonos grandes fueron obligación.

Pero la gente no era feliz, ¡porque eran muy grandes los teléfonos! ¿Qué demonios hacemos? Achiquemos los bordes. Bienvenidos al 2017, la tendencia se acrecentó, pero la gente se dio cuenta de algo: ya estaban acostumbrados a los celulares grandes, así que déjenlos del mismo porte, con más pantalla, con menos bordes.

¿Cuál es el siguiente paso? Porque queremos más pantalla. Qué tal si hacemos una tablet pequeña y la doblamos, para que así tengamos por un lado la experiencia «a la antigua» de un teléfono pequeño, pero una máquina multimedia gigantesca al abrirlo. Bienvenidos al mundo del Galaxy Fold y del Mate X.

Ahora son caros, son objetos de lujo destinados a unos pocos con poder adquisitivo y que además están dispuestos a adoptar una tecnología que no sabemos bien cómo va a funcionar. Porque al parecer la parte del hardware está bien resuelta (quizás en unos años nos riamos de esta frase) pero ¿Y el software? Si con teléfonos «normales» los fabricantes tienen tremendos yerros en sus forks de Android, imagínense en un plegable. No es un tema menor y ya han aprendido en otros años que no se puede subestimar el tema de la experiencia de usuario.

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Probablemente sean un desastre al principio. Un desastre y un camino que deberemos recorrer de a varios, con algunos que se rendirán en el camino y otros que seguirán apretando. Es más, no me cabe duda de que varios lo intentarán y será un horror, pero ese es el futuro hasta que se logre perfeccionar. Los celulares plegables son el cambio de paradigma móvil más grande que se ha dado en la industria en lo que respecta a diseño industrial y es probablemente el desafío más grande que han tenido los desarrolladores de software en al menos unos cinco años ¿Estamos listos? No ¿Lo necesitamos? No ¿Allá vamos? De todas maneras.

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