Sekiro: Shadows Die Twice demuestra lo lejos que han llegado los videojuegos más difíciles

Uno de los anuncios importantes en la conferencia de Xbox en E3 fue Sekiro: Shadows Die Twice, un juego desarrollado por From Software, el estudio de los creadores de la exitosa serie Dark Souls y del también exitoso Bloodborne.

Sekiro tiene una estética evidentemente japonesa no solo por ser creado por japoneses sino también por estar inspirado en su cultura, ambientado en la época del año 1500. Y será dirigido por Hidetaka Miyazaki, el mismo detrás de los juegos antes mencionados.

Todos esos juegos destacan por su dificultad; son títulos difíciles que, más que habilidad, exigen paciencia al jugador. Por ende, no son juegos aptos para todo tipo de personas dada su curva de dificultad, lo que de alguna forma los convirtió en juegos de nicho.

Y aún así, Dark Souls y Bloodborne se convirtieron en su momento no solo en éxito de críticas sino también de ventas; sí, es cierto que no están a la altura de un Call of Duty, pero con seguridad sobrepasaron las expectativas que se tenían originalmente.

Entonces, no deja de ser curioso que Activision sea la compañía que vaya a publicar este tipo de juegos. Porque Activision es conocida de forma global precisamente por Call of Duty y también por ser la otra mitad de Blizzard, empresa detrás de StarCraft, Warcraft, Overwatch y derivados. O sea, puras sandías caladas que cuentan a su público por decenas de millones de jugadores.

Que Activision esté detrás de un juego tan destinado a un público específico prueba lo alto que ha llegado From Software desde Demon’s Souls en adelante. Sí, la compañía tiene décadas de experiencia, pero esa experiencia fue siempre ligada a productos no tan popularmente masivos como los de otras compañías japonesas.

Sekiro: Shadows Die Twice saldrá a la venta a comienzos de 2019 y será un juego de acción/RPG que a simple vista parece tener varios de los elementos que convirtieron a Dark Souls o Bloodborne en juegos especiales, apreciados y alabados de forma unánime. Y solo por eso, las expectativas se fueron a las nubes. Ojalá no defraude.