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Videollamadas vs. encuentros en persona: estudio de Yale confirma la importancia del contacto directo

Según revela la casa de estudios norteamericana, la conexión cerebral durante una videoconferencia no alcanza el mismo nivel que en un encuentro cara a cara.

Estudio de Yale confirma la importancia del contacto directo.
Videollamadas vs. contacto directo (Unsplash)

Durante el confinamiento por el COVID-19, plataformas como Zoom o Meet emergieron como herramientas fundamentales para la transición al teletrabajo, desempeñando un papel crucial en la transformación digital.

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Sin embargo, investigaciones revelan que, a pesar de ser una valiosa aliada para la comunicación remota, la conexión a nivel cerebral no es la misma que se logra en un encuentro presencial.

Un reciente estudio de la Universidad de Yale demostró que las señales neuronales en el cerebro disminuyen notablemente durante una videollamada.

De acuerdo a Joy Hirsch, autora principal del estudio, en este estudio se descubrió que “los sistemas sociales del cerebro humano están más activos durante encuentros reales en persona que en Zoom. (...) Zoom parece ser un sistema de comunicación social empobrecido en comparación con las condiciones en persona”.

Videollamadas vs. contacto directo

El estudio profundiza en la importancia de la comunicación no verbal, resaltando los micro gestos faciales y movimientos oculares que el cerebro interpreta cuando estamos frente a otra persona, una experiencia que se pierde en la comunicación digital a través de pantallas.

Para el estudio, se usó un sistema de neuroimágenes desarrollado por el equipo de investigación de Yale. Este sistema permitió registrar las respuestas neuronales de individuos en interacciones en vivo y en conversaciones a través de Zoom.

Los resultados indicaron una mayor excitación cerebral en las interacciones cara a cara, evidenciada por un mayor tiempo de mirada y diámetro de las pupilas. Además, se observó mayor coordinación neuronal en conversaciones en persona, sugiriendo un aumento en el intercambio de señales sociales entre participantes.

Según Hirsch, “las interacciones sociales dinámicas y naturales que ocurren espontáneamente durante las interacciones en persona parecen ser menos evidentes o ausentes durante los encuentros por Zoom”.

“Este es un efecto realmente sólido. Las representaciones online de rostros, al menos con la tecnología actual, no tienen el mismo ‘acceso privilegiado’ a los circuitos neuronales sociales del cerebro que es típico de las cosas reales”,  remata la profesora.

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