En 2025 ya no hace falta una teoría conspirativa para explicar por qué cuesta concentrarse: basta con abrir una app “un minuto” y reaparecer media hora después viendo un tutorial de cómo doblar una camiseta como sushi.
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En ese contexto, Elon Musk decidió ponerle una etiqueta brutal al fenómeno y prender la discusión: para él, los videos cortos están “pudriendo el cerebro”. No es una frase científica, pero sí un dardo cultural directo al centro del entretenimiento instantáneo.
“¿El peor invento?” Musk elige el video corto (y lo dice con ironía)
Hacia el final de la conversación, Musk fue consultado por inventos que, en su opinión, han hecho a la humanidad “peor” en lugar de “mejor”. Su respuesta llegó con tono sarcástico, pero con intención clara: “Quizás un video corto… parece que está pudriendo el cerebro de la gente”.
La frase se volvió viral precisamente por lo que sugiere: no estaba atacando una plataforma específica, sino el modelo de consumo rápido que premia estímulos constantes por encima de la reflexión. En otras palabras: la crítica no es al video, sino a la dieta digital basada en “bocados” infinitos.
Atención en modo microondas: lo que realmente le preocupa
Según el enfoque que se desprende de la entrevista, la inquietud de Musk tiene dos capas. La primera es cultural: el formato breve empuja a una lógica de recompensa inmediata, donde el usuario pasa de un tema a otro sin detenerse.
La segunda es cognitiva: si el hábito dominante es consumir estímulos sin pausa, la capacidad de sostener atención (leer, estudiar, escribir, pensar en serio) se vuelve más frágil.
No es casual que lo plantee como un problema de “pensamiento profundo”. Para Musk, la tecnología debería ampliar capacidades humanas, no convertir la mente en una pestaña con 80 notificaciones.
La entrevista no fue solo redes: también habló del futuro “robotizado”
El comentario sobre los videos cortos apareció dentro de una charla más amplia.
En el mismo intercambio, Musk volvió a sus temas habituales: inteligencia artificial, robotización y un futuro donde las máquinas puedan hacer “prácticamente cualquier cosa” que los humanos pidan, con la idea de que el trabajo podría volverse opcional en ciertos escenarios.
También marcó una diferencia importante entre predicción y deseo: dijo que, aunque le gustaría frenar el avance acelerado de la IA y la robótica, no cree que eso sea posible.
El efecto Musk: exageración útil o alarma necesaria
¿Está exagerando? Probablemente sí, en la forma. La frase “pudrir el cerebro” es provocadora, no un diagnóstico. Pero funciona como esos titulares que obligan a mirar algo incómodo: el entretenimiento instantáneo compite directamente contra la concentración.
Y, en justicia, Musk no está solo en la preocupación. La idea de que la economía de la atención premia lo breve, lo intenso y lo continuo lleva años en debate. Su aporte fue ponerlo en lenguaje de martillo: pocos matices, mucho impacto.
Cómo no volverse esclavo del formato breve (sin renunciar al internet)
La discusión suele caer en extremos (“todo es veneno” vs. “no pasa nada”), pero hay un punto medio más realista: usar el formato breve como snack, no como dieta.
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Si alguien quiere evitar el piloto automático, hay tácticas simples: limitar tiempo de apps, desactivar autoplay, y reservar bloques sin interrupciones para tareas largas. No es moralina: es higiene digital.
