En el mundo de los drones, la innovación suele llegar con una cámara mejor, un gimbal más estable y un modo “sígueme” que parece telepatía. Pero en Washington el progreso viene con otro accesorio: un sello de aprobación.
Te puede interesar: [Dos conocidas empresas chinas siguen en la mira del Pentágono: Dicen que ayudan al gobierno]
Y la última movida es de las que cambian el tablero: si un dron (o piezas clave) nace fuera de EE. UU., la FCC le puede cerrar el acceso a las bandas de radio que necesita para operar y venderse. No es un bug: es política industrial con tornillos.
Qué decidió la FCC y por qué esto frena ventas nuevas
La Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) anunció el 22 de diciembre de 2025 que añadirá a la “Covered List” los sistemas de aeronaves no tripuladas (UAS/drones) y componentes críticos producidos en países extranjeros.
¿La consecuencia práctica? Ese hardware pasa a ser “covered equipment” y no puede recibir nuevas autorizaciones de equipo, un requisito clave para la importación y comercialización.
El anuncio se apoyó en una “National Security Determination” recibida el 21 de diciembre, que plantea riesgos como vigilancia, extracción de datos o desactivación remota vía software.
DJI en el centro del huracán (aunque no es la única)
En la práctica, el golpe mediático se lo lleva DJI, porque domina gran parte del mercado de drones de consumo.
Reuters informó que la FCC añadió a DJI, Autel y, más ampliamente, a todos los drones y componentes fabricados en el extranjero a ese listado por “riesgos inaceptables” para la seguridad nacional, bloqueando la aprobación de nuevos tipos de drones para importación o venta.
DJI ya expresó su descontento, señalando falta de transparencia, pero también dejó un punto tranquilizador para usuarios actuales: los productos existentes pueden seguir operando con normalidad.
El detalle técnico que duele: no es solo el dron, también sus “órganos”
La parte más dura no es solo “el dron completo”. El propio documento de la FCC enumera como componentes críticos cosas como sistemas de comunicación, controladores de vuelo, estaciones de control en tierra, sistemas de navegación, baterías (incluidas “smart batteries”) y motores.
Traducido: si el dron es el cuerpo, esto es el corazón, los pulmones y el sistema nervioso. Por eso la medida no solo complica nuevos lanzamientos; también puede tensionar el suministro de piezas para futuros modelos y ecosistemas.
¿Qué pasa con los drones que ya existen? No se apagan, pero el catálogo se congela
La regla clave para no entrar en pánico: si el usuario ya tiene un dron extranjero, puede seguir usándolo. La restricción apunta al “pipeline” de nuevos modelos y nuevas aprobaciones.
Además, la FCC contempla excepciones: si el Departamento de Defensa o el Departamento de Seguridad Nacional recomiendan un modelo o componente específico, podría quedar fuera del bloqueo. Eso suena más a puerta para usos críticos que a un salvavidas para el mercado masivo.
Por qué esto importa para creadores, profesionales y aficionados
Porque DJI no es solo “una marca”: es una especie de estándar de facto en fotografía aérea, inspección, agricultura, seguridad pública y producción audiovisual.
Cuando se frena la entrada de nuevos modelos, la innovación se vuelve escasa, las alternativas pesan más (en precio y en madurez) y el usuario termina viviendo de stock, de modelos “ya autorizados” o de soluciones que no calzan igual.
Te puede interesar: [La crisis de los SSD podría tener solución: ¿De qué se trata el almacenamiento 5D en vidrio?]
En resumen: no es el fin de los drones en EE. UU., pero sí un cambio de era: menos global y más controlada por reglas de cadena de suministro.