Durante años, Firefox fue el amigo que no se subía a todas las modas: menos ruido, más principios. Por eso, cuando el resto del vecindario tecnológico empezó a pegarle IA a cualquier botón, muchos asumieron que Mozilla iba a mirar el fenómeno con los brazos cruzados… o al menos con ceja levantada.
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Pero el viento cambió: Firefox se encamina a integrar inteligencia artificial, aunque con un detalle que busca calmar a los puristas y a los desconfiados por igual.
La IA entra, pero no se instala “por decreto”
Mozilla confirmó el giro: Firefox recibirá funciones de IA como parte de una estrategia para modernizar el navegador. La diferencia, insiste la compañía, es el control.
Enzor-DeMeo planteó que la IA “debe ser una elección”: algo fácil de apagar y con explicaciones claras sobre por qué existe y qué valor entrega.
En la práctica, esto se traduce en una filosofía simple: si el usuario no quiere IA, no debería sentir que Firefox le esconde el interruptor detrás de tres menús y un acertijo.
De hecho, tras la reacción negativa en redes, Mozilla reforzó el mensaje con la idea de un “kill switch”, un apagado total de las funciones de IA.
Privacidad primero… incluso cuando la tentación es “minar contexto”
Mozilla intenta caminar por una cuerda floja: sumar capacidades inteligentes sin diluir su reputación de navegador centrado en privacidad. La promesa suena atractiva en teoría: IA útil, pero con transparencia, opción de desactivación y sin convertir cada pestaña en un informe de comportamiento.
Este enfoque busca diferenciarse en un escenario donde la IA integrada suele apoyarse en recopilar contexto: pestañas abiertas, hábitos de búsqueda, intereses recurrentes.
Mozilla sabe que ahí vive la sensibilidad de su comunidad, y por eso subraya que la persona debe entender qué hace la función, cómo lo hace y para qué sirve.

La “guerra de navegadores” ahora viene con copiloto
El anuncio no ocurre en el vacío: el mercado se llenó de navegadores que se presentan como “IA primero”. Perplexity empuja Comet como un navegador-asistente.
Opera lleva tiempo promoviendo funciones de IA en su ecosistema, e incluso abrió el acceso a su propuesta más experimental orientada a agentes. Y OpenAI lanzó ChatGPT Atlas con la idea de poner ChatGPT dentro del navegador como parte del flujo diario.
Con ese tablero, Mozilla parece haber llegado a una conclusión pragmática: quedarse quieto no equivale a “mantenerse puro”, sino a volverse invisible.
El contexto incómodo: cuota estancada y recortes
También hay un motivo menos romántico: Firefox lleva tiempo con una cuota global reducida. Por ejemplo, en noviembre de 2025 se ubica alrededor de 2,3% según StatCounter.
Y Mozilla viene de un periodo difícil: en 2024 se reportó que la Mozilla Foundation recortó cerca de 30% de su personal. En ese marco, apostar por IA no solo suena a “innovación”, sino a estrategia de supervivencia para recuperar relevancia.
El detalle clave: opcionalidad real (y una prueba de confianza)
La palabra “opcional” es sencilla; cumplirla, no tanto. La discusión ahora se centra en cómo se implementará: si será opt-in desde el inicio, si el apagado será total, si habrá claridad en ajustes y si la IA vendrá “suave” o insistente.
Mozilla ya dejó caer una pista importante: tras la polémica, se habló de un apagado completo como respuesta a la preocupación de usuarios.
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En resumen, Firefox se suma a la ola, pero intenta hacerlo a su manera: IA con puerta de entrada… y también con salida claramente señalizada.

