En la capital de Estados Unidos hay una tradición que no falla: cuando un documento oficial empieza a circular, alguien en el sector tecnológico revisa el correo con cara de “esto no puede ser bueno”. Esta vez, el sobresalto viene por una carta del Congreso que busca ampliar el club más indeseado del momento: una lista del Pentágono que, sin prohibir nada de inmediato, deja a empresas enteras bajo sospecha pública.
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La carta que reaviva el foco en dos gigantes chinos
Un grupo de nueve legisladores estadounidenses envió una carta instando al Departamento de Defensa a sumar a nuevas compañías tecnológicas chinas a la llamada lista de la Sección 1260H.
Entre los nombres que más ruido generan aparecen la empresa de inteligencia artificial DeepSeek, el fabricante de smartphones Xiaomi y el gigante de pantallas BOE Technology Group.
La misiva se habría enviado luego de que el presidente Donald Trump firmara un proyecto de ley de gasto militar por 1 billón de dólares, a la espera de aprobación.
En el mismo paquete informativo también se menciona, según el reporte original, una orden para renombrar el Departamento de Defensa como “Departamento de Guerra”, un cambio que requeriría acción del Congreso.
En otras palabras: semana cargada, y no precisamente de actualizaciones de sistema.
¿Qué es la lista 1260H y por qué importa tanto?
La lista 1260H no funciona como una sanción automática. No congela activos ni prohíbe operar por decreto. Pero en la práctica actúa como una señal gigantesca para contratistas y agencias del gobierno estadounidense: “ojo con esta empresa”.
Es un mecanismo de reputación y riesgo. No corta el cable, pero sí marca el enchufe. Y en el ecosistema de compras públicas —donde la confianza y la seguridad mandan— eso puede traducirse en menos contratos, más auditorías y socios comerciales pensándolo dos veces antes de firmar.
De hecho, algunas compañías incluidas en listados similares han llevado el asunto a tribunales, precisamente porque el impacto puede sentirse sin necesidad de una sanción formal.
Por qué DeepSeek, Xiaomi y BOE están en la conversación
De acuerdo con lo relatado en el texto base, Reuters informó en junio que un alto funcionario estadounidense sostuvo que DeepSeek habría ayudado al ejército chino y habría evadido controles de exportación de Estados Unidos.
Es una acusación seria, con un trasfondo muy actual: la carrera global por el liderazgo en IA y chips.
BOE, por su parte, aparece con un detalle especialmente sensible para el mercado: figura como proveedor de pantallas (incluida una relación comercial mencionada con Apple).
Además, se indica que legisladores estadounidenses han pedido al Pentágono reducir o eliminar la dependencia de proveedores chinos de pantallas para 2030.
Xiaomi entra en la escena como una marca masiva, reconocible para consumidores de todo el mundo, lo que vuelve el debate más visible. Cuando el escrutinio alcanza productos cotidianos, la discusión deja de ser solo “geopolítica” y se vuelve “personal”.

Los otros nombres: robótica, biotecnología y semiconductores
La carta también recomienda agregar a empresas como WuXi AppTec, GenScript, RoboSense, Livox, Unitree Robotics, CloudMinds, Hua Hong Semiconductor, Shennan Circuit y Kingsemi, entre otras.
El patrón es claro: áreas estratégicas (IA, robótica, biotecnología, sensores, semiconductores) donde Estados Unidos quiere controlar riesgos en su cadena de suministro.
Los firmantes incluyen legisladores y figuras relevantes en comités del Congreso, lo que suele anticipar que el tema no quedará en un simple intercambio de cartas.
Qué puede pasar ahora
Aunque la lista 1260H no sea una sanción, el efecto puede sentirse como una nube encima: más presión sobre proveedores, más debate público y más tensión en la relación tecnológica entre Washington y Pekín.
Para las empresas mencionadas, el desafío no es solo técnico o comercial; es también narrativo: convencer al mercado de que no están al servicio de intereses militares.
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Y para el resto de la industria, queda una lección práctica: en 2025, la pregunta no siempre es “qué hace la tecnología”, sino “para quién podría estar trabajando”.

