Donald Trump volvió a sacudir el tablero político-tecnológico de EE.UU. con una promesa polémica: firmar una orden ejecutiva que crearía un marco único y nacional para regular la inteligencia artificial.
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El anuncio, realizado a través de su red social Truth Social, llega en un momento en el que muchos estados están impulsando sus propias normativas para controlar el avance (y los peligros) de esta tecnología.
Una regla para gobernarlos a todos
“Debe haber un solo reglamento si queremos seguir liderando la IA... Esta semana promulgaré una orden ejecutiva de UNA REGLA”, escribió Trump, en mayúsculas, como acostumbra cuando quiere dejar algo claro.
Su argumento: las empresas tecnológicas no pueden estar sujetas a 50 reglas distintas cada vez que quieran lanzar algo nuevo.
Detrás de esta declaración se esconde una presión creciente de gigantes como OpenAI, Google, Meta y Andreessen Horowitz, que hace meses vienen exigiendo un estándar nacional de IA.
Para ellos, las regulaciones locales fragmentadas obstaculizan la innovación, ralentizan el desarrollo y, peor aún, podrían hacer que Estados Unidos pierda la carrera contra China.
Silicon Valley aplaude, pero los estados dicen: “Ni lo sueñes”
Mientras en las oficinas de tecnología suenan los aplausos, los gobernadores y fiscales estatales no están nada contentos. Tanto demócratas como republicanos han hecho saber que no piensan soltar el timón tan fácilmente.
Florida, por ejemplo, ya presentó su propia Carta de Derechos de la IA, que incluye protección de datos, control parental y normas para evitar abusos. California, siempre a la vanguardia tecnológica, exige a los desarrolladores de IA que expliquen cómo planean mitigar riesgos catastróficos.
Y no son casos aislados. Varios estados han aprobado leyes para prohibir deepfakes políticos, limitar imágenes generadas con IA sin consentimiento y evitar discriminación algorítmica.

¿Orden ejecutiva o espada legal?
Según reportes de Reuters, la estrategia de Trump no se limita a una simple firma presidencial. El plan incluiría bloquear leyes estatales usando demandas judiciales y retener fondos federales a estados que no se alineen con la nueva norma nacional.
Y no es la primera vez que intenta avanzar en esa dirección: ya había pedido al Congreso que prohibiera regulaciones estatales en el próximo paquete de defensa. La respuesta fue un rotundo “no” por parte del Senado, que votó 99-1 en contra.
El dilema de la IA: ¿libertad para innovar o libertad para proteger?
La gran pregunta es si esta “norma única” representa un camino hacia la eficiencia y liderazgo global... o un intento de las grandes tecnológicas por evadir controles y proteger su negocio a toda costa.
¿Quién debe ponerle freno a la inteligencia artificial? ¿El gobierno federal, los estados o... nadie?
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Pronto, con la firma de Trump en camino, el debate subirá de nivel. Porque en la guerra por la IA, parece que todos quieren controlar la máquina... antes de que la máquina los controle a ellos.

