Bill Gates ha pedido un “giro estratégico” en la agenda climática global a través de un nuevo memorando titulado Tough Truths About Climate. Su propuesta es simple y polémica: el mundo está poniendo “demasiada atención” en reducir las emisiones y debe priorizar la adaptación, la salud y el desarrollo humano en los países pobres.
El magnate afirmó que, de tener que elegir, optaría por “erradicar la malaria antes que reducir 0,1 grados el calor del planeta”, lo que ha provocado críticas de climatólogos por plantear una “falsa dicotomía”.
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La tesis del “Ajuste Moral”: Prioridad a la dignidad humana
El exdirector ejecutivo de Microsoft, a través de su fundación, ha sido durante años un inversor en tecnología para reducir las emisiones, pero su nuevo texto llama a un cambio de enfoque. La tesis central de Gates es que la métrica que debería importar más que la reducción de emisiones o el ascenso térmico es la “mejora de vidas” y la “prevención del sufrimiento humano”.

Gates desafía el consenso alarmista, asegurando que el cambio climático “no conducirá a la desaparición de la humanidad” y que es necesario superar la visión catastrófica. Este enfoque busca reorientar los miles de millones de dólares destinados a la cooperación climática:
“Si tuviera que elegir entre erradicar la malaria o reducir 0,1 grados el calor del planeta, elijo eliminar la malaria. [...] Cada décima de grado importa, pero también importa que millones de personas puedan sobrevivir hoy.”
Según Gates, el desarrollo y la prosperidad (invertir en salud y agricultura sostenible) son la “mejor defensa” de las poblaciones más vulnerables ante los efectos del calentamiento global, ya que la crisis golpea con mayor dureza a las regiones con economías más precarias.

Innovación y pragmatismo: El giro del optimismo tecnológico
El memorando de 17 páginas también refleja un pragmatismo basado en la tecnología. Gates acepta que es “probable que el mundo no logre cumplir la meta de ascenso limitado a 1,5 °C” del Acuerdo de París, principalmente por el aumento de la demanda energética en los países en desarrollo.
Su plan para enfrentar este escenario se basa en tres pilares:
- Innovación: Financiar tecnologías limpias más accesibles y arriesgadas, un rol que él mismo desempeña a través de su fondo Breakthrough Energy.
- Adaptación: Invertir en infraestructura, agricultura resistente al clima y sistemas de salud resilientes.
- Desarrollo: Enfocar los fondos climáticos en mejorar la vida humana inmediata, no solo en metas técnicas de reducción de CO2 sin impacto social directo.
Gates subraya que la innovación ya está funcionando; como ejemplo, señala que las proyecciones de emisiones de la Agencia Internacional de la Energía para 2040 se han reducido en un 40% gracias a las tecnologías emergentes y las políticas de innovación.

La crítica de la “Falsa Dicotomía” y el riesgo de minimizar la urgencia
La propuesta ha generado críticas inmediatas de la comunidad científica y climatólogos de alto perfil, quienes acusan a Gates de presentar una “falsa dicotomía” entre la acción climática y la ayuda humanitaria.
La científica en jefe de The Nature Conservancy, Katharine Hayhoe, señaló que la afirmación de Gates de que el calentamiento global no causará la extinción humana es una “falacia” que tergiversa las advertencias científicas. Los climatólogos no advierten sobre la extinción, sino que el “sufrimiento aumenta con cada décima de grado de calentamiento”.
La preocupación de los críticos es que la propuesta de Gates, al ser impulsada por una figura con tanta influencia, pueda desviar la atención de la urgencia de las reducciones estructurales de emisiones, sugiriendo que la tecnología de adaptación (como la geoingeniería) es una solución suficiente, lo cual podría llevar a una respuesta global insuficiente frente a la crisis.

